(Continuación) Aunque no es menos cierto que este año se pretende poner más énfasis en la acción y la implementación, y menos en las palabras y los compromisos. Queda mucho por hacer y el tiempo corre. De ahí que el principal punto de discusión de este año sea la financiación, del todo imprescindible y lo más rápida posible, por parte de los países desarrollados hacia los países en desarrollo.
Imprescindible
porque sin la ayuda, los países en desarrollo no podrán adaptarse
a las consecuencias del cambio climático, por lo que correrán un riesgo cierto
de verse envueltos en daños y destrucción, causados por fenómenos
meteorológicos extremos.
Y
lo más rápida posible porque muchos de estos países en desarrollo ya están
experimentando los impactos más severos del cambio climático, con el agravante de
que son los menos culpables de las emisiones de gases de efecto
invernadero que causaron la crisis.
Resiliencia psicológica y ecológica
Sin duda el éxito dependerá en gran medida de la buena voluntad entre todas las partes, por lo que habrá que esperar unos días más para ver cuál será la conclusión de este balance de la ciencia climática más actual.
Ya
veremos en qué queda, pero le confieso que nos va a sonar al mismo soniquete de
siempre. No obstante demos tiempo al tiempo, aunque ya le digo, me temo lo
peor. Sí, lo sé, es lo mismo que le dije el año pasado, pero qué quiere, es lo
que hay.
A
propósito de la resiliencia, se trata de un término polisémico, tiene varios
significados, de ahí que le refiera la psicológica, capacidad de las
personas para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas con
resultados positivos; un concepto que sin embargo ha experimentado importantes cambios
desde la década de los sesenta.
Y la ecológica, capacidad de las comunidades y ecosistemas de absorber perturbaciones sin alterar significativamente sus características de estructura y funcionalidad, pudiendo regresar a su estado original una vez que la perturbación ha cesado; una resiliencia ésta, que varía con el contexto biogeográfico e histórico. Así que ya ve, todo cambia.
Efecto invernadero y CO2
El
dióxido de carbono es un compuesto químico que se presenta como gas incoloro en condiciones
de temperatura y presión estándar (TPS) y que está íntimamente relacionado con
el efecto invernadero, aunque ha de saber que no es el único ni el más
importante. En la atmósfera de la Tierra los principales son: vapor de
agua (H2O), dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido
nitroso (N2O) y ozono (O3) ¿Continuará?
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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