(Continuación) Ha pasado casi un año desde que dejé suelto un colorido fleco “pastillero”, acerca de la famosa y exitosa serie televisiva sobre el ajedrez, 'The Queen’s Gambit’. Un retraso por el que le presento mis disculpas, estará conmigo que estas cosas suelen pasar sobre todo si son sobrevenidas, pero al que pongo remedio inmediatamente.
Y lo hago, siendo el primer hilván que doy en esta
costura el de ponerle al corriente, por si
no cae ahora, de este aspecto de la trama ambientada en los años cincuenta y
sesenta del siglo pasado en los EE. UU.
La niña y
el orfanato
Ella es Beth Harmon quien tras la muerte de su madre en un ‘accidente’ automovilístico es enviada a un orfanato en Kentucky que se encargará de su cuidado y educación hasta una posible adopción, y en el que, como a todas las demás niñas, le proporcionan una dosis diaria de dos pastillas blancas y verdes.
Según le dicen eran unas ‘vitaminas’ que le ayudarían con
el desarrollo de su cuerpo y el equilibrio de su estado de ánimo y ella,
naturalmente, se las toma en el momento que se la dan. Pero en realidad son una especie de tranquilizante que los
cuidadores del orfanato le dan para que durante el día estén “felices y
tranquilas”.
Sin embargo, no pasa mucho tiempo hasta que otra niña, Jolene, le aconseje guardarlas y tomárselas por la noche, y Beth descubre pronto el por qué. En la cama su ingesta le provoca un placentero estado de relajación y somnolencia, un divertimento al que se vuelve adicta.
El
ajedrez y las pastillas
Así transcurrían los días hasta que uno de ellos, al
mandarla la maestra al sótano para limpiar un borrador de la pizarra ve en él al
conserje, el Sr. Shaibel, que está jugando sólo al ajedrez, y le empieza a enseñar
el juego a la vez que descubre el increíble don de ella, para el mismo. El
resto es historia conocida y ya contada.
Mientras aprende, Beth se da cuenta que las pastillas le permiten visualizar las jugadas de ajedrez en el techo de su habitación compartida. Sufre un estado alterado de conciencia en el que tiene alucinaciones durante toda la noche y con las que imagina y traza los movimientos de las piezas del tablero en el techo de su dormitorio, una y otra vez.
Es el principio del arduo camino hacia la fama, pero
también el de una adolescente adicción que en su adultez continua con el
alcohol y otras drogas, pues la dependencia con el fármaco se hace mayor ya que
cada vez su estrategia de juego requiere de más cantidades del mismo. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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