Neandertales en Matalascañas [CR-169]

[Esta entrada apareció publicada el 28 de enero de 2022, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

Tal como lo lee. Fue uno de los descubrimientos científicos del año pasado, la ciencia no para de avanzar, y este avance lo cierto es que nos toca bien de cerca porque, aunque en España el término homínido neandertal ha ido siempre de la mano del geográfico Atapuerca, resulta que ahora todo hace pensar que le ha surgido un competidor arqueológico y paleontológico a unos ochocientos km al sur.

En realidad, la intrahistoria del hallazgo empezó el 4 de junio de 2020, mientras dos biólogas del Parque Nacional de Doñana hacían su ronda de vigilancia y se encontraron en la playa -bajo un acantilado de materiales sueltos, que la acción de las mareas y un temporal que erosionó la arena dejó al descubierto-, un gran número de icnitas (huellas o señales fosilizadas) de algunos mamíferos. Por si conoce la zona, fue en la parte de la playa onubense situada frente al acantilado del Asperillo, a unos dos kilómetros al noroeste de la Torre de la Higuera de Matalascañas.

Numerosas huellas de grandes vertebrados (ciervos, jabalíes, cánidos), y de ellas hasta 87 homínidas que llamaron la atención de un equipo de paleontólogos de la Universidad de Huelva quienes, tras varios meses de análisis y estudios publicaron sus resultados en la revista ‘Nature Scientific Reports’, con unas conclusiones extraordinarias. Para empezar, dichas huellas (Homo neanderthalensis) datan de hace 106 000 años, fecha que en principio las convierte en las más antiguas de todo el planeta.

Son del Pleistoceno superior, entre 129 000 y 11 700 años, además de ser las primeras de estos homininos descubiertas en la Península Ibérica. Y hay más. A partir de ellas se ha estudiado la forma de sus pies, pudiéndose establecer algunas de las características biológicas y sociales de este grupo, amén de la altura estimada correspondiente a 31 de dichas pisadas: 9 pertenecerían a adultos, 15 a adolescentes y 7 a niños.

Por los sedimentos sabemos de las características ambientales del lugar. Se trataba de una laguna entre dunas, al estar en un nivel freático de posición elevada, una circunstancia que unida a las huellas, hacen pensar que aquella pudo servir como guardería o zona de recreo para los más jóvenes. Y, por la abundancia de mamíferos y la cercanía a la costa, como lugar de caza y pesca muy utilizado por los adultos.

Le decía más arriba “en principio” porque los registros disponibles únicamente datan la edad de la duna que las recubre; es necesario saber más para determinar la de las pisadas que, incluso, pudieran ser más antiguas. Sorprende que a partir de unas simples huellas se pueda deducir tanto. ‘La evolución biológica de la especie humana aún no se ha detenido del todo. Pero casi’.

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