(Continuación) Desde mediados de los años 40, la bióloga marina y conservacionista estadounidense Rachel Carson (1907-1964) gran impulsora de la moderna conciencia ambiental, ya denunciaba en sus escritos los nocivos efectos en la naturaleza de estos pesticidas.
Hasta que en 1962 y tras no pocos intentos fallidos, logró publicar su libro Primavera silenciosa. A principios del verano de ese año, el primer capítulo del libro aparecía en la revista New Yorker. Y ya, por ahora, acerca de lo que le quería escribir sobre los orígenes de la expresión tolerancia cero, de la que me gustaría hacerle unas precisiones.
Sí pero muy manida, a
pesar de ser relativamente nueva entre nosotros y estar su difusión asociada a determinados
comportamientos que no son aceptables para la paz y armonía de una comunidad.
Me refiero a acciones como el delito, el tráfico de armas o el ejercicio de la violencia, que afectan a la convivencia social en cualquier parte del mundo, y han dado lugar a un cuerpo de legislaciones o políticas de actuación que se preocupan por prevenirlas y luego condenarlas de manera radical.
Ese es el concepto clasificador de tolerancia cero, como posición que se adopta frente a algunos temas y que, así a vuela tecla y atando cabos, creo recordar tuvo que ser a finales de la primera década de este siglo.
Fue cuando lo empecé a oír a más de uno del
Gobierno del momento: “Tolerancia cero con la violencia de género”, “Tolerancia
cero con el terrorismo”, “Tolerancia cero a la delincuencia”, “Tolerancia
cero para los conductores ebrios”.
Y socialmente extendida
Desde entonces la
expresión hizo fortuna y se fue instalando con la rapidez de una epidemia
gramatical en todos los ámbitos de nuestra vida: desde los medios de
comunicación (“La Ertzaina aplica tolerancia cero frente a los proetarras”, hasta
la calle (“Mis padres tienen tolerancia cero a mi novio”), pasando por
diferentes sectores profesionales y académicos (“Los cardiólogos aconsejan
tolerancia cero con el colesterol”).
Tolerancia entendida como “actitud de la persona que respeta las opiniones, ideas o prácticas de las demás, aunque no coincidan con las propias” y cero, como valor matemático del nivel de aplicación de dicha actitud ante determinada conducta, a fin de evitarla por considerar que se desvía de lo establecido.
Y así en el primer
caso, tras el titular de la portada, el periodista abundaba en la noticia
hablando de la presencia de 300 manifestantes, lluvia de todo tipo de objetos,
9 detenidos y 11 heridos (cinco agente y seis manifestantes), y de ahí lo de
tolerancia cero.
Intolerancia absoluta
O sea, que por los
resultados de la refriega ni pizca de permisividad y nada de tolerancia, más correcto
sería hablar directamente de prohibición e intolerancia,
entonces, ¿por qué no emplear este sustantivo en vez de la susodicha expresión?
(Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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