viernes, 8 de enero de 2021

Tolerancia cero. Una expresión afortunada

(Continuación) Desde mediados de los años 40, la bióloga marina y conservacionista estadounidense Rachel Carson (1907-1964) gran impulsora de la moderna conciencia ambiental, ya denunciaba en sus escritos los nocivos efectos en la naturaleza de estos pesticidas.

Hasta que en 1962 y tras no pocos intentos fallidos, logró publicar su libro Primavera silenciosa. A principios del verano de ese año, el primer capítulo del libro aparecía en la revista New Yorker. Y ya, por ahora, acerca de lo que le quería escribir sobre los orígenes de la expresión tolerancia cero, de la que me gustaría hacerle unas precisiones.

Sí pero muy manida, a pesar de ser relativamente nueva entre nosotros y estar su difusión asociada a determinados comportamientos que no son aceptables para la paz y armonía de una comunidad.

Me refiero a acciones como el delito, el tráfico de armas o el ejercicio de la violencia, que afectan a la convivencia social en cualquier parte del mundo, y han dado lugar a un cuerpo de legislaciones o políticas de actuación que se preocupan por prevenirlas y luego condenarlas de manera radical.

Ese es el concepto clasificador de tolerancia cero, como posición que se adopta frente a algunos temas y que, así a vuela tecla y atando cabos, creo recordar tuvo que ser a finales de la primera década de este siglo. 

Fue cuando lo empecé a oír a más de uno del Gobierno del momento: “Tolerancia cero con la violencia de género”, “Tolerancia cero con el terrorismo”,Tolerancia cero a la delincuencia”, “Tolerancia cero para los conductores ebrios”.

Y socialmente extendida

Desde entonces la expresión hizo fortuna y se fue instalando con la rapidez de una epidemia gramatical en todos los ámbitos de nuestra vida: desde los medios de comunicación (“La Ertzaina aplica tolerancia cero frente a los proetarras”, hasta la calle (“Mis padres tienen tolerancia cero a mi novio”), pasando por diferentes sectores profesionales y académicos (“Los cardiólogos aconsejan tolerancia cero con el colesterol”).

Tolerancia entendida como “actitud de la persona que respeta las opiniones, ideas o prácticas de las demás, aunque no coincidan con las propias” y cero, como valor matemático del nivel de aplicación de dicha actitud ante determinada conducta, a fin de evitarla por considerar que se desvía de lo establecido.

Y así en el primer caso, tras el titular de la portada, el periodista abundaba en la noticia hablando de la presencia de 300 manifestantes, lluvia de todo tipo de objetos, 9 detenidos y 11 heridos (cinco agente y seis manifestantes), y de ahí lo de tolerancia cero.

Intolerancia absoluta

O sea, que por los resultados de la refriega ni pizca de permisividad y nada de tolerancia, más correcto sería hablar directamente de prohibición e intolerancia, entonces, ¿por qué no emplear este sustantivo en vez de la susodicha expresión? (Continuará)


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