martes, 26 de enero de 2021

Desmontando Arecibo [CR-119]

[Esta entrada apareció publicada el 15 de enero de 2021, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
La suya ha sido una larga y fructífera vida desde que en noviembre de 1963 fuera inaugurado y, hace algo más de un mes, en diciembre del 2020, primer año COVID-19, se tomara la decisión de desmantelarlo definitivamente.

Casi seis décadas de funcionamiento de este radiotelescopio que fue, con sus 305 m de diámetro y en su momento, el más grande del mundo de plato único, esférico e inmóvil, uno sobre el que estaba suspendido mediante cables su componente fundamental, una plataforma con instrumental científico de 900 t de masa.

Pero el tiempo, que todo lo degrada, hizo su inexorable función también sobre los cables y en estas nos vemos. Claro que en ese ínterin, y con rango de categoría, no es poco lo que nos ha legado su existencia.

Para empezar, sepa que no fue creado para estudiar el cosmos sino la ionosfera, región químicamente activa de nuestra atmósfera sita entre 80-500 km de altura, y tras sucesivas mejoras en sus instalaciones, al poco tiempo ya se estudiaba la Luna y los planetas, por ejemplo, gracias a él supimos que el periodo de rotación de Mercurio no era de 88 días sino de 59.

Y su campo de observación no quedó ahí. Tan solo una década después, en 1974, se detectaba el primer sistema estelar binario, formado por un púlsar y una estrella de neutrones orbitando alrededor de un punto. Un buen año sin duda, astronómicamente hablando, pues en noviembre, desde Arecibo, se enviaba el primer mensaje al espacio -tres minutos de información cifrada sobre la humanidad y nuestro Sistema Solar-, con la esperanza de que alguien lo reciba, descifre y responda.

Formó parte del programa SETI de Frank Drake y se dirigió al grupo globular de estrellas M13, situado a 25 000 al. Y tan solo cuatro años después, en 1978, se obtenía de forma indirecta la primera confirmación de las ondas gravitacionales, una de las predicciones de la einsteniana teoría de la relatividad general.

Tampoco fue mala la década de los noventa. En 1992, como parte de la búsqueda de nuevos púlsares, se encontró el PSR B1257+12, en torno al cual orbitan dos planetas, se trataba del primer descubrimiento de exoplanetas. Y se ponía en marcha el proyecto de búsqueda y seguimiento de asteroides, un nada desdeñable peligro potencial para la Tierra.

Ya con el rango de anécdota le recuerdo que estas instalaciones aparecen en: un episodio de 1994 de la serie televisiva The X-Files, tito tatín, tatín, ta tito tito tin...; en la bondiana película GoldenEye de 1995; en el film de ciencia ficción Species de 1995; y, claro, en Contacto de 1997, basada en la novela homónima de Carl Sagan. Gracias por tanto, Arecibo ¿Hay alguien ahí fuera?

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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