miércoles, 20 de enero de 2021

¿Por qué echamos sal en el hielo? (1)

(Continuación) Y en las calles de medio el mundo durante el invierno, tras una buena nevada y posterior helada, el hombre ha utilizado desde tiempos inmemoriales sal para derretir el agua congelada que se forma en su superficie ¿Qué efecto produce al entrar en contacto con el hielo? ¿Por qué sal precisamente? ¿Qué es la sal?

La culpa es del punto de congelación

De los tiempos escolares secundarios recordamos que el agua líquida, H2O (l), cuando se encuentra a una temperatura de cero grados Celsius (0 ºC) o treinta y dos grados Fahrenheit (32 ºF), su punto de congelación, cambia a estado sólido.

Pero ya en tiempos bachilleres aprendimos que esta temperatura puede modificarse de varias formas, por ejemplo, disolviendo en el agua sustancias como: sales, azúcares, alcoholes, etcétera. 

Cualquiera de ellas sirve, con tal de que tenga un punto de congelación más bajo que el de la propia agua, de modo que al disolverse en ella baje el punto de congelación de la solución en su conjunto.

El hecho de que esté más extendido el uso de la sal, por lo general cloruro de sodio, NaCl (s), y cloruro de calcio, CaCl2 (s), se debe a que ésta tiene un coste menor. En este caso la mezcla sal-agua disminuye su punto de congelación de 0 ºC a -21 ºC, una temperatura lo suficientemente baja como para que ya no sea tan probable de alcanzar en la calzada, y por tanto ya no se forme hielo en ella. De ahí que desde instituciones públicas hasta particulares extiendan sal sobre su superficie.

Efecto quitanieves, pero con precaución

Y su acción anticongelante funciona en los dos sentidos. Si la añadimos previamente a la nevada, sobre la superficie con agua de nuestras calles y carreteras, entonces al disolverse, actuará impidiendo que ésta se congele.

Pero si la añadimos ya sobre la nieve y el hielo formado, entonces ayuda a que se derritan más rápidamente pues el proceso de disolución en el agua es exotérmico (libera energía en forma de calor), lo que sin duda contribuye a descongelar la masa helada de alrededor.

Sin embargo, no todo es positivo. El uso en concreto de la sal, el más económico de todos los productos, puede tener ciertas contraindicaciones por sus consecuencias negativas para el ambiente si se emplea en exceso. Y así, por ejemplo, puede modificar las propiedades minerales del suelo, lo que llegar a afectar a la flora, plantas y árboles, debido a su capacidad de absorber agua.

Un exceso de salinidad de la flora que, por otro lado, puede resultar tóxico también para la fauna, los animales que las comen, sin contar que cuando estos pisan estas zonas donde se ha echado en exceso, les pueden crear afecciones en las patas. (Continuará)


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