Y estotra, disciplinar. Está en la línea de que Maric pudo (tuvo que) ser la madre de las matemáticas (al menos), de la Teoría de la Relatividad Especial, TRE.
La razón en la que se basan los defensores de esta hipótesis radica en el alto nivel que tienen los contenidos de esta disciplina asociados a la teoría.
Una dificultad que la harían inaccesible para Einstein, pero que sí podrían ser comprendidas y manejadas por ella.
De hecho no son pocos los que dicen que Mileva era mucho mejor matemática que Albert.
Lo que de ser cierto -que no parece que lo sea, al menos de forma documentada- tampoco se puede decir que sea definitivo. Sencillamente Einstein no era bueno en matemáticas.
Intento hacer ver que, si bien la condición esgrimida es necesaria en principio como argumento, puede que al final no resulte suficiente. Revisando las notas académicas de ambos en esta asignatura, casi siempre Einstein obtuvo mejor calificación.
Es más. En el examen final para el diploma, ella obtuvo en el de matemáticas un pobre 2,5 (escala 1-6), mientras que el resto de examinandos obtuvo 5,5 o más, menos Einstein que obtuvo un 4.
Al año siguiente, cuando Mileva se volvió a presentar, y a pesar de que ya estaba de tres (3) meses de embarazo, obtuvo mejor nota en matemáticas, tres y medio (3,5).
Lo que de un lado resultó insuficiente, ya que la nota media final siguió siendo de un cuatro (4) y por tanto suspendió de nuevo.
Y del otro pone bajo sospecha su supuesto alto nivel en esta disciplina y su, casi exclusiva, capacidad para haber pergeñado todo el entramado matemático de la relatividad especial.
De hecho, desde su salida del Politécnico, no existe ninguna documentación matemática en la que aparezca su nombre, solo o asociado al de Einstein.
1904. Nace Hans Albert
En 1904, tienen un nuevo hijo, Hans Albert, y es cuando Mileva decide sacrificar todas sus posibilidades de estudio, investigación y profesionales, para dedicarse al cuidado de su familia. En este mismo año a Einstein le publican un nuevo artículo “Zur allgemeinen molekularen Theorie der Wärme”, Ann. Phys., 14, 354-362. Y es por estas fechas cuando aparecen unas supuestas referencias suyas acerca de la colaboración de ella.
“Necesito a mi mujer, ella resuelve todos los problemas matemáticos por mí”, dicen que le gustaba decir a sus amigos ¿Otro reconocimiento de su participación? ¿Una muestra de que también el afecto es relativo? ¿O quizás sólo era una broma?
O tal vez sea, por qué no, una cita apócrifa. Una más de tantas que existen sobre el genio.
En este sentido, la que sí es cierta es la que aparece en la respuesta que le dio a la carta de una niña de doce años, en 1943. Einstein escribió: “Querida Bárbara: No te preocupes por tus dificultades con las matemáticas; te puedo asegurar que las mías son todavía mayores”.
¿Un reconocimiento? Bueno, sí. Pero hay que contextualizarla, está dirigida a una niña de doce (12) años.
Eso es cierto, pero no lo es menos que el científico nunca fue un matemático particularmente creativo. Lo suyo era la física y para él las matemáticas sólo eran el medio con el que llegar al fin.
De ahí que en más de una ocasión se apoyara en otros para superar algunos obstáculos matemáticos.
Pero no parece que entre esos otros estuviera Mileva. No.
Los suyos no fueron los conocimientos indispensables para el desarrollo de la teoría de la relatividad. (Continuará)
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