Tal día como hoy de hace quince (15) años, o lo que es lo mismo el 11 de enero de 2001, científicos estadounidenses de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregón lograban incorporar por primera vez a un mono un gen de otra especie.
Así que estamos ante Andi, ese es su nombre, el primer mono modificado genéticamente. Algo nada fácil como lo demuestra el hecho que se consiguiera tras doscientos veinticuatro (224) intentos.
Pero ya saben lo que dicen, quien la sigue la persigue y el caso es que la tecnología transgénica ya ha llegado a los primates, lo que tiene su importancia.
No olvidemos que hasta ahora se habían modificado muchos mamíferos, desde ratones a ovejas, pero nunca primates, mamíferos entre los que se incluye al ser humano. El suyo es también nuestro grupo animal.
Y la idea, naturalmente, ya se la imagina. Pata utilizarlo como modelo de enfermedades.
Hay científicos que consideran que éste es el primer paso para obtener modelos animales más parecidos al ser humano. Especímenes en los que investigar la función de los genes, las características de ciertas enfermedades y, por ende, sus posibles tratamientos.
Aunque claro, otros expertos señalan que será el primero de los pasos, pero que aún queda mucho para que los monos puedan emplearse en los laboratorios, de la misma forma como hacemos con los ratones transgénicos.
Dos curiosidades más.
Una. El nombre del mono, Andi, aunque pueda parecer una variante de Andrés (Andy), en realidad surge de escribir al revés las siglas inglesas DNA seguida de la primera letra de inserted, "insertado". En fin un poco de imaginación nunca viene mal.
Dos. El trabajo apareció publicado en la revista Science, siendo su primer firmante el investigador Anthony W. S. Chan. Al César lo que es del César.
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