El astrólogo Artabán, cuya historia me presto a referirles.
Según reza, en realidad, no fueron tres sino cuatro los que llegaron desde Oriente para ofrecer sus presentes al Mesías.
A saber, los consabidos Melchor, Gaspar y Baltasar, los únicos que se postraron a sus pies para ofrecerle oro, incienso y mirra. Y un cuarto, Artabán.
Que por diferentes peripecias de su viaje no llegó a ver nunca a sus colegas magos ni, en esa ocasión, tampoco al niño Jesús. Y no le llevaba un solo presente como ellos, sino tres (3). Por desgracia no se los pudo ofrecer; sencillamente llegó tarde y el Hijo de Dios ya no estaba allí.
Después pasó el tiempo, algo más de treinta años y entonces sí pudo verlo, tener cerca su cara e incluso hablarle. Pero para entonces ya no tenía los presentes que quiso ofrecerle en el día de su nacimiento.
Sin embargo ese detalle a Jesús de Nazaret no le importó lo más mínimo. Más bien todo lo contrario. Es la ventaja que tiene tratar con los grandes.
Pero no adelantemos acontecimientos ¿Quién es el tal Artabán? ¿Qué le pasó a este supuesto cuarto rey mago? ¿Por qué es tan poco conocido? ¿Por qué le llevaba tres regalos en vez de uno como los otros? ¿Qué regalos eran estos?
Bueno pues ésta es la historia que les traigo, y como otros enroques, tiene una buena parte de leyenda y otro tanto de ciencia. Algo que me consta gusta por estos predios bloguero.
Ya saben, si la quieren conocer con detalle y completa continúen conmigo.
Leyenda de Artabán
Cuentan que por la época del Nacimiento, nuestro hombre contaba alrededor de los treinta años de edad y pertenecía a la casta de los magos del Oriente como Melchor, Gaspar y Baltasar, si bien su status social cambia según quien lo cuente. Para unos era un miembro de la casta sacerdotal zoroastra de Medos y Persas. Según otros se trataba de un príncipe. Y para estotros era como un anacoreta que vivía en las cuevas del monte Ushita.
En cualquier caso, el cetrino y barbudo Artabán era un astrónomo, un sabio de la época que se dedicaba a desentrañar ciertos secretos del oráculo del profeta Zoroastro o Zaratustra.
De éste poco que decir de forma cierta, ya que todo lo suyo está rodeado de oscurantismo. Bueno si acaso una curiosidad risueña. Según cuenta Plinio el Viejo (23-79) en el capítulo que dedica al parto de su Historia natural, sólo hubo en la Tierra un hombre, Zoroastro claro, que naciera con una sonrisa en los labios.
Una circunstancia a su entender que auguraba su sabiduría. Lo dicho. Nada de lo escrito sobre él es de fiar.
Y de aquellos, de los secretos del oráculo, decir que anunciaban la próxima llegada de un “Salvador” que haría del mundo un lugar mejor. Nada nuevo desde luego, pero bien.
Y volviendo al mago Artabán el caso es que escudriñando los cielos descubre a la famosa Estrella de Oriente que anuncia el Nacimiento del Niño Jesús. Una señal inequívoca en el firmamento que le incitan a ponerse en marcha.
Además y como prueba de está en lo cierto, le han visitado unos emisarios de Melchor, Gaspar y Baltasar, con un triple mensaje.
Le advierten del descubrimiento de la estrella y lo citan en Borsippa, antigua ciudad de Mesopotamia, desde donde iniciarían el viaje los cuatro juntos. También le dicen que le llevan al Niño como regalos: oro, incienso y mirra. (Continuará)
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