Tal día como hoy de hace treinta años, es decir el 14 de noviembre de 1985, aparecía en la prestigiosa revista científica Nature un artículo en el que se daba cuenta del descubrimiento de los llamados furellenos.
Sus autores fueron los químicos estadounidenses Richard Smalley (1943-2005) y Robert Curl (1933), de la Universidad de Rice, en EE.UU. y Harold Kroto (1939) de la Universidad de Sussex, en el Reino Unido, quienes en una investigación conjunta concluyeron algo que desconocíamos del elemento químico carbono (C).
Para que se hagan una idea de su trascendencia, han de saber que hasta finales del siglo XX del carbono sabíamos, que se presenta en la naturaleza como sustancia simple bajo dos formas alotrópicas: diamante y grafito.
Materiales con propiedades físicas bien diferentes, motivadas por una estructura química distinta.
Pues bien gracias a este trío y colaboradores, desde un día como hoy de hace treinta (30) años, sabemos que el carbono también puede formar una red de pentágonos y hexágonos cerrada en forma de esfera, con sesenta (60) átomos, de fórmula C60.
No fueron los únicos fullerenos que hallaron y por ellos recibieron de forma conjunta el Premio Nobel de Química en 1996.
De esta variedad alotrópica, no son pocas las intrahistorias curiosas que podemos contar, pero hay una que relaciona al fullereno C-60, con el Ébola y con Sevilla. Un nexo que no puedo soltar.
sábado, 14 de noviembre de 2015
Fullereno, ¡feliz cumpleaños!
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