(Continuación) Última de estas cuatro cabezas compuestas, ‘testes compostes’, representativas de las estaciones astronómicas, concebidas por el artista milanés en la corte imperial de Viena y emparejadas con otras tantas pinturas representativas de los cuatro elementos clásicos (aire y primavera, fuego y verano, tierra y otoño, agua e invierno), como una alegoría del poder imperial de Maximiliano II.
De la relación entre
las dos series nos informa un poema -acompañaba a esta serie describiendo el vínculo entre ellas,
su sentido alegórico-, del humanista milanés Giovanni Battista Fonteo
(1546-1580) que reza así: ‘El verano es caluroso y seco como el fuego. El
invierno es frío y húmedo como el agua. El aire y la primavera son cálidos y
húmedos y el otoño y la tierra son fríos y secos’.
Rasgos anatómicos: cuello, mejilla, nariz, …
En esta ocasión los componentes de la cara conforman un curioso compendio de hojas caídas, setas, y frutos de cosecha donde, incluso, algunos ven todo un catálogo micológico, con una variada representación de setas de todo tipo, además de vides, calabazas, pimientos y cebollas.
Así es el hombre de
rasgos toscos, poco amable, que representa al otoño y que, como la primavera,
mira hacia la izquierda. El cuello, formado por dos peras y algunas verduras,
emerge de una cuba parcialmente destruida, mientras que los listones de madera
que lo forman, se mantienen conectados a través de ramas de sauce.
Por su parte, la cara
está formada por peras y manzanas, visibles en particular en la mejilla y la
nariz; con un mentón que es una granada, mientras que la oreja es una seta y
porta un pendiente en forma de higo; y complementan la imagen los labios y la boca
formados de castañas, el cabello compuesto de racimos de uva y la parte
superior que es una calabaza.
A ciencia cierta
Empleadas por el
emperador como regalos para otros soberanos emparentados con los Habsburgo, o
vasallos suyos, estas series siempre se enviaban juntas acompañadas de
indicaciones expresas y precisas de cómo debían ser colocadas.
En la actualidad, y
que me conste, la única serie que se conserva completa es la de Las
Estaciones que se encuentra en el Museo del Louvre, del año 1573, estando
el resto incompletas y repartidas por diferentes museos y colecciones privadas;
de la obra Aire solo se conocen copias pues no ha llegado hasta nosotros
ningún original de su autor. (¿Continuará?)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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