[Esta entrada apareció publicada el 28 de febrero de 2025, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
Me refiero a la del planeta y no, no tomaré la trillada y pseudocientífica deriva terraplanista, sino la de algunos hechos científicos relativos a la expedición de la primera circunnavegación que demostró que la Tierra es, aproximadamente, esférica.
Lo que no impidió que la gente continuara
hablando y desenvolviéndose como si fuera plana, de hecho, hoy en día seguimos
haciéndolo y no es raro encontrar personas que piensan como Copérnico,
pero hablan como Ptolomeo.
Y así decimos: “hoy se ha puesto el Sol a las 7:45 h”, como si fuera él el que se moviera; o “la Luna saldrá a las 19:00”. En fin, lo que es hablar sin pensar, pero qué le vamos a hacer si de estos mimbres estamos hechos.
En realidad, la idea de la esfericidad terráquea
es más que antañona pues fue Filolao
(470-380) el primero en proponerla como única forma de explicar, por ejemplo:
la desaparición gradual del casco y velamen de los barcos tras el horizonte; que
la sombra proyectada de la Tierra sobre la Luna en los eclipses sea circular; y
así tantas otras.
Nuestro hombre pertenece a esa época de la
cultura griega en la que se inicia el predominio de Alejandría sobre Atenas y
el surgimiento de un nuevo tipo de astrónomo, un científico que elabora un
verdadero programa de investigación y valora la observación sistemática y
cotidiana, basada en instrumentos que inventa y desarrolla. Dejando la protociencia
y entrando en la ciencia antigua.
Tras él Eratóstenes de Cirene (276-194), determinó el valor de la circunferencia máxima terráquea en cuarenta mil kilómetros, en la actualidad se considera que es de cuarenta mil sesenta y ocho kilómetros, todo un prodigio intelectual, ¡tres siglos antes de Cristo!
Con posterioridad, el ya citado Ptolomeo
(100-170) la recalculó pero le salió a la baja, treinta y tres mil kilómetros,
un error que tuvo que su trascendencia y que fue a más cuando Colón
confundió las millas alejandrinas con las marinas.
Y que junto con otros errores de lecturas
bíblicas, llevaron al descubridor a la conclusión de que el continente
asiático, tenía una medida diez veces mayor que la real.
Vamos que estaría a unos cuatro mil cuatrocientos kilómetros de Europa sentido oeste, y como en realidad está a unos diecinueve mil seiscientos, la distancia nunca la hubiera podido cubrir Colón, un mal asunto, pero por suerte, cuando apenas llevaba recorridos unos mil seiscientos, se encontró con América. Estas cosas pasan.
No, para él, el problema no fue de forma sino de tamaño pues la empequeñeció, si bien la demostración empírica de la esfericidad no se produjo hasta unos años después con Elcano.
‘La Iglesia dice que la Tierra es plana, pero yo sé que es redonda,
porque vi la sombra en la Luna, y tengo más fe en una sombra que en la Iglesia’.
Magallanes.
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