domingo, 1 de octubre de 2023

Einstein, Nobel y Relatividad. Nominaciones fallidas: Premio desierto

(Continuación)
De un lado eran tan conocidas y aceptadas por la mayoría de los científicos, tanto las teorías de la relatividad como las evidencias empíricas que las confirmaban, que lo que quedaban en realidad entredicho eran la propia credibilidad y legitimidad del Comité al negarlas y con la negación las de la no concesión del premio.

Por otro lado, muchos de los miembros de la Real Academia de las Ciencias, conscientes de que los argumentos científicos esgrimidos por Gullstrand eran tan burdos como pobres, rechazaron al candidato propuesto por el Comité y presentaron en su lugar a Einstein.

Ni que decirle tengo que el médico sueco montó en cólera, nadie iba a contradecirle a él, máxime cuando en privado había llegado a declarar: “Einstein no debe recibir nunca el Premio Nobel, aunque el mundo entero lo reclame”. Sí, muy fuerte.

Y más cuando se apresuró a escribir un par de cartas a todos y cada uno de los miembros de la Academia, para “convencerlos” de que el alemán no debía ser premiado; ante tan enérgica dicha reacción ésta replegó velas y pospuso su decisión por unos días.

1921, Nobel de Física desierto

Estaban en una callejuela sin salida, al decir la zambra. Según el protocolo establecido, el Comité Nobel de Física estudia las nominaciones que recibe y entre ellas elige una que propone a la sección correspondiente de la Academia Sueca de Ciencias para que reciba el premio de la especialidad.

Si la sección lo aprueba, el nombre es votado por toda la Academia, último paso para la consecución del preciado galardón. Pues bien, en toda la historia de los Nobel, son poquísimos los casos en los que el nombre propuesto por el Comité Nobel de Física no haya sido finalmente el galardonado y, mire usted por donde, éste fue uno.

Tal como estaban las cosas Einstein no podía recibir el Nobel de 1921 en 1921 por la relatividad y sería una vergüenza para la Academia a que otro físico lo recibiera; solución, dicho premio quedó vacante pues, según los científicos suecos, ningún candidato cumplía los criterios para recibirlo. 

De modo que cuando las manecillas del reloj estaban próximas a la medianoche del 12 de noviembre de 1921, la Academia votó dejar desierto el Nobel de Física de ese año y aplazar la entrega para el año siguiente según marcan los estatutos de la Fundación.

Título

Lo que acentuó otra vez, una vez más y más aún si cabe, la sensación de ofensa científica y pública a la figura Albert Einstein que ya duraba, aunque quizás ésta fuera la más bochornosa. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


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