miércoles, 8 de noviembre de 2023

Einstein, Nobel y Relatividad. Nominación (no a la relatividad)

(Continuación) La más bochornosa porque le recuerdo que hasta este momento y desde 1910 Einstein había sido nominado al Nobel de Física en sesentaiuna (61) ocasión -casi siempre fue por su teoría de la relatividad aunque también por su explicación cuántica del efecto fotoeléctrico, basada en la interpretación fotónica-, y rechazado otras tantas.

Pero sabido es que a la sexagésimo segunda (62.ª) fue la vencida y en ella tuvo mucho que ver un viejo conocido, el profesor de física teórica de la Universidad de Uppsala, el sueco Carl Wilhelm Oseen (1879-1944) aprovechando una circunstancia favorable y una estrategia muy planeada.

Circunstancia luctuosa y…

La primera vino de la mano del fallecimiento de Hasselberg y su plaza en el Comité que quedaba libre y para la que fue propuesto y aprobado por votación Oseen el 30 de mayo de 1922, quien en 1921 ya había nominado a Einstein para el premio.

Pero por el efecto fotoeléctrico no por la relatividad, consciente como era, y de primera mano, de la animadversión del comité hacia todo lo que oliera a relatividad, por desconocimiento de la materia, y física teórica, por prejuicios académicos frente a la experimental.

Además, para este año de 1922 había un problema añadido, los científicos alemanes habían propuesto al físico danés Niels Bohr (1885-1962) por sus aportaciones en el conocimiento del átomo y la mecánica cuántica, un escollo más que salvar y para el que desarrolló una estrategia. Oseen, un hombre, cuentan, arrogante y pretencioso que desde entonces dominaría el comité durante más de dos décadas y que tenía entre ceja y ceja concederle el Nobel de Física de ese año a Einstein.

… estrategia nobelera

Pero no convencido del todo por la relatividad, y a modo de tirón de orejas al relativista, preparó un nuevo informe sobre el efecto fotoeléctrico y otros trabajos del genio en física cuántica, y lo propuso para el premio. Lo que fue aceptado por el siempre reticente Gullstrand, quien dio su brazo a torcer si se concedían dos premios a sendos físicos cuánticos.

Una propuesta en la misma línea de la de Planck, y una idea que Arrhenius aceptó como, quizás, única opción para prestigiar el galardón algo deteriorado por el asunto relativista, y que Oseen remató con una original idea.

Una proposición según la cual, se concedería a Einstein, con carácter retroactivo, el Premio Nobel en Física de 1921 por el ‘descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico’ -una ley fundamental plenamente comprobada, pero de inferior alcance científico a la aportación relativista-, y el Premio Nobel en Física de 1922 al físico danés Bohr por su modelo atómico basado en las leyes que explicaban el efecto fotoeléctrico. (Continuará)

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