(Continuación) Trabajó durante un tiempo con el médico y microbiólogo alemán Robert Koch (1843-1910), que está a su derecha, en la siguiente cartela de la esquina, y fue Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1905.
En 1882 descubrió el bacilo de la tuberculosis (de ahí el epónimo ‘bacilo de Koch’) y un año después el bacilo de la cólera, en 1883, siendo el primer investigador en establecer una relación directa entre la infección por un microorganismo y el desarrollo de una enfermedad.
Junto con Pasteur, está considerado como uno de los
fundadores de la bacteriología, esa parte de la microbiología
que estudia las bacterias, sus clases, formas de reproducción y métodos para
controlarlas o destruirlas.
Calle María Auxiliadora (1). Y en
la esquina redondeada, pero ya en la fachada frontal, tenemos al químico,
físico, matemático y bacteriólogo francés Louis Pasteur (1822-1895), quien
en 1879 creó la primera vacuna contra el cólera aviar, basada en el
debilitamiento previo de la bacteria que provoca la enfermedad.
Por cierto, en ese mismo año, nació el físico relativista Albert Einstein, el inventor estadounidense T. A. Edison desarrolló su primera bombilla eléctrica y moría el científico escocés J. C. Maxwell, autor de la Teoría Electromagnética de 1861. Hay años que…
Pero volviendo a quien nos trae, Pasteur, decidió llamar
a su preparado “vacuna” en honor a E. Jenner, una historia más
antañona y bien conocida que dejamos aquí, por ahora.
También le debemos al francés la invención del término vacunación
y la denominación de origen del término pasteurización, tratamiento
térmico suave de los alimentos líquidos, con la intención de reducir la
presencia de patógenos (ciertas bacterias, protozoos, mohos, levaduras,
etcétera) y así alargar su vida útil.
Con posterioridad, en 1885, Pasteur aplicó el mismo
principio para debilitar al patógeno que provoca la rabia, que en este caso es un
virus, desarrollando así la primera vacuna antirrábica.
En estas investigaciones contó con la colaboración del médico y bacteriólogo francés Émile Roux (1853-1933), cuarto y último científico que tiene cartela en la curvilínea esquina. Por cierto, al igual que Ramón y Cajal, nuestro primer premio nobel de ciencias, Roux era muy aficionado a la fotografía.
Visto el abanico de nacionalidades de los reconocidos
hasta ahora, se me ha venido a la mente una cita pasteuriana. ‘La ciencia no
sabe de países, porque el conocimiento pertenece a la humanidad y es la
antorcha que ilumina el mundo’. Sin duda alguna. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada fue publicada el 31 de enero de 2022, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.
2 comentarios :
Una muy buena e interesante categoría para el blog.
¿Continua?
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