Sin embargo, en el transcurso de dicho paseo, es probable que le pase desapercibido un detalle no fácil de observar y que, en mi opinión, es de una injusticia palmaria.
Me refiero a la escasa representación que la ciencia, como particular campo de conocimiento humano, suele tener en nuestras ciudades, bien sea en forma del nombre del científico, la disciplina, el descubrimiento o el invento en cuestión.
Una falta de presencia callejera que, por desgracia,
es solo la punta de iceberg de un problema mayor con el que sin duda tiene que
ver. Y que no es otro que el desconocimiento que la mayoría de la sociedad tiene
sobre lo que son las ciencias en general, sus aportaciones y las personas que
la han llevado a cabo.
Un mínimo conocimiento de la misma que resulta fundamental e imprescindible, no solo para comprender nuestro pasado, sino para entender cómo cambian nuestras sociedades. No olvidar que la ciencia es el motor más importante para explicar cómo ha evolucionado la humanidad, cómo evoluciona ahora y cómo evolucionará en un futuro más o menos próximo.
De Ciencias por Sevilla
Yendo de lo general a lo concreto, como posible
cienciaherido, ¿cuántas calles, plazas, monumentos, placas, barriadas,
instituciones o edificios recuerda que guarden relación con las ciencias en la
ciudad de Sevilla?
A bote pronto se me ocurren: Curie, Fleming, Demófilo,
Torre del Oro, Albert Einstein, Machado, Colón, Atomium, Ramón y Cajal, Newton,
Nicolás Monardes o Alfonso
X el Sabio ¿Cuáles fueron sus méritos científicos? ¿Qué tipo
de reconocimientos les ha tributado la ciudad? ¿Por qué se hizo? Voy acabando.
Aunque en el fondo la naturaleza de estas entregas será interdisciplinar, seria y rigurosa, en su forma, sólo pretenderá ser divulgadora, divertida y amena, por lo que el lenguaje empleado será próximo, asequible pero inequívoco.
Y es que, a pesar de lo que piensan algunos, “Divertido
no es lo contrario de serio. Divertido es sólo lo contrario de aburrido, y de
nada más”, ya sabe, el católico británico G. K. Chesterton.
Y acabo, dejándole con nuestro científico más conocido y reconocido internacionalmente, Santiago Ramón y Cajal, primer español laureado en ciencias al recibir el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1906.
Hace más de un siglo dijo aquello de “al carro de la
cultura española le falta la rueda de la ciencia”, algo que hoy día sigue
siendo cierto, por desgracia.
[**] Esta entrada fue publicada el 10 de
enero de 2022, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad
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