lunes, 9 de agosto de 2021

‘Megadeath’ (y 2)

(Continuación) Por cierto, junto al ‘Enola Gay’, voló un avión de reconocimiento climático de apoyo, bautizado como ‘Straight Flush’, algo así como “escalera de color”, la conocida combinación de cinco cartas consecutivas del mismo palo.

El sentimiento de culpabilidad va por barrios: Paul Tibbets

En el terreno personal, cada militar participante en el bombardeo nuclear de Hirosima, llevó el acto en su conciencia como mejor pudo a lo largo de su vida, y hubo de todo como en botica.

Por ejemplo, en un extremo de este sentimiento se encontraba el coronel Paul Tibbets (1915-2007), piloto y comandante de la aeronave ‘Enola Gay’, quien nunca mostró remordimientos por la misión, acogiéndose a la hipótesis oficial de acortar la guerra y ahorrar un número mayor de muertos.

Pasado el tiempo, con un talante ufano y frío llegó a manifestar en más de una ocasión: “Nunca he perdido una noche de sueño desde entonces”. “La bomba hizo lo que tenía que hacer”. Lo primero es sobrevivir, que dijo uno.

Gracias a unas grabaciones (30 h) que se pensaban perdidas, pero aparecieron cuarenta años después, conocemos sus palabras in situ al respecto: «Vi el resplandor. Y lo saboreé. Sí, se podía saborear. Sabía a plomo. Era como el empaste de mis dientes. O sea, que así es la radiación. Sentí ese sabor a plomo en mi boca y fue un gran alivio: supe que había explotado».

Más o menos en la misma línea se mantuvieron otros compañeros de misión en el ‘Enola Gay’, como el sargento Joe Stiborik (1914-1984), encargado del radar, quien en apariencia vivió feliz y manifestando que solo habían lanzado una «bomba algo más grande».

Y otro militar del que no tengo a mano los datos personales pero que, a modo de anécdota, terminó siendo director de una fábrica de chocolate. De algo hay que vivir, dijo otro.

El sentimiento de culpabilidad va por barrios: Claude Eartherly

Pero como ocurre con la alegría, en el otro extremo del sentimiento de culpabilidad, y en contraste con el estado de ánimo imperante en el ‘Enola Gay’, tenemos al oficial Claude Eartherly (1918-1978), piloto del avión de apoyo ‘Straight Flush’. Es muy, muy, probable que pocos hombres sufrieran tanto el peso de la culpa nuclear como él.

De hecho nunca pudo con su conciencia pues, no en vano, fue él quien comunicó el go ahead (“adelante”), para que se lanzara la bomba. Estuvo internado años en hospitales militares, fue vendedor de máquinas de coser, se divorció y hasta cometía pequeños delitos -atracos sin llevarse nada y entrega de talones sin fondo- con el único objetivo de ser detenido y penar así, de alguna manera, su culpa.

Intentó quitarse la vida en un hotel de Nueva Orleans, más tarde lo hizo en Waco y, finalmente, murió internado en un manicomio. El 9 de agosto de 1945 tenía lugar el segundo y, hasta la fecha, último ataque nuclear sobre una ciudad, Nagasaki ¿Habrá un tercero?

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


1 comentario :

estudiante 2º BACHILLERATO dijo...

¿Qué diferencia hay entre una bomba de fisión y una de fusión? ¿Qué es la bomba de hidrógeno o bomba H?