lunes, 30 de agosto de 2021

El cambio de nombre: de rabo a cola de toro (y 2)

(Continuación) Pene entendido en su acepción latina, como órgano genital que presentan los ejemplares machos de algunos animales y empleado tanto en la excreción urinaria como en la copulación, y que en el DRAE aparece como sexta (6.ª) entrada del término rabo en su acepción vulgar de pene del hombre.

Es decir, la sinonimia solo la contempla para la especie humana y no es extensible a ninguna otra. A ninguna. Trato de decirle que para el perro, el gato o el toro su rabo es la cola y no el pene.

“Españolito que vienes al mundo te guarde Dios”

Un apunte gramatical claro y contundente que no fue óbice para que, desde las autoridades competentes de la época, se impulsara fervientemente su cambio en el sector de la restauración, por la expresión “cola de toro”.

En su opinión, menos transgresora para la religiosidad y el sentido del decoro del, supuestamente, pudoroso españolito medio sobre cuyos hombros, no lo olvidemos, descansaba la ingente responsabilidad de ser la gran reserva espiritual de Occidente. Ay, es nada.

Un cambio errado, gramaticalmente hablando, pero ‘aconsejado y aconsejable’ desde la persuasión inductora de las fuerzas del régimen que, poco a poco, fue arraigando en la mayoría de los rincones culinarios de España.

De hecho, en la actualidad, son pocos los lugares en los que se refiera de la forma original, rabo de toro, predominando por el contrario la de cola de toro, todo un eufemismo, dicho por otro lado.

Mapa nacional toro-rabera

Que me conste, en Salamanca, le hablo ya de hace unos años, era la única designación empleada. Algo parecido a lo que ocurre en Córdoba. En Madrid, sólo la anuncian así algunos de los locales más prestigiosos, al igual que en Sevilla, y en otras provincias andaluzas no es muy frecuente esta denominación.

Ni que decirle tengo cual utiliza Enrique, hombre de buen paladar y conocedor de dónde ir a comer los auténticos platos porque, claro, una cosa es que digan que lo son y otra bien diferente que lo sean.

Para él, consciente de que el toro es el único animal que vivo tiene rabo y muerto cola, y ante la evidencia de un único apéndice por animal, me plantea una nueva cuestión tan inquietante como ineludible: “Carlos, ¿son de toro bravo todos los platos de rabo o cola que nos comemos?. (Continuará)


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1 comentario :

un aficionado roteño dijo...

No pueden serlo. No hay toros para tanto plato. Espero la continuación. Enhorabuena por el blog y estas entradas "taurinas".