domingo, 25 de octubre de 2020

Venus y sus ‘alter ego’

(Continuación) Este planeta -segundo en orden de ubicación contado desde el Sol, después de Mercurio y antes de la Tierra-, es sin duda es uno de los objetivos astronómicos más vistosos y fáciles de detectar desde cualquier punto de nuestra geografía. Lo es pues no en vano es el objeto nocturno más brillante después de nuestro satélite, el más luminoso del cielo después del Sol y la Luna, y además puede verse a simple vista incluso de día, al amanecer siendo el último en desaparecer (lucero matutino) y al atardecer siendo el primero en aparecer (lucero vespertino).

Mecánica celeste venusina

Unos fenómenos posibilitados gracias a que se trata de un planeta interior y a las características cinemáticas de su propia órbita que hacen que, dependiendo de la época del año, su presencia adquiera cierto protagonismo en diferentes franjas horarias, naturalmente desde nuestro antropocéntrico punto de vista.

Y en su órbita aparente le podemos ver unas veces siguiendo al Sol, tras el ocaso, las primeras tres horas después del atardecer al oeste y otras precediéndole, antes del alba, las últimas tres antes del amanecer al este. Empíricamente sabemos que esta transición del planeta, de lucero vespertino a matutino, sucede de manera periódica, cada nueve meses y medio más o menos, un dato coincidente con el que se desprende teóricamente de las leyes de la mecánica celeste.

Entiéndase, las tres leyes de la cinemática kepleriana y las tres leyes de la dinámica más la ley de gravitación universal (LGU) de la dinámica newtoniana. Por cierto, ya que lo nombramos al comienzo, estos fenómenos de Venus y por los mismos motivos astronómicos también le ocurren al planeta Mercurio, el más próximo al Sol, aunque en su caso el efecto es menos llamativo por ser mucho menos brillante y más difícil de ver.

Resumiendo, que es gerundio

Luego sólo existe el planeta, al que el hombre por desconocimiento inicial le asignó dos identidades físicas y que, a pesar de saber que es una confusión, coloquialmente la ha mantenido a lo largo del tiempo, pasando a formar parte del acervo cultural de la humanidad.

Dos luceros o estrellas, una que se levanta antes que el Sol (del alba) y otra que se acuesta después (del ocaso), lo que en sentido figurado y como hipérbole hace que Venus sirva para designar a cualquier persona, ya sea madrugadora o trasnochadora, una especie de licencia literaria.

Y una omnipresencia en el cielo que le posibilita para ver y enterarse de todo lo que sucede en la Tierra, lo que ha dado lugar a la conocida coletilla de “hasta el lucero del alba” que seguro conoce y hasta utiliza de vez en cuando, ¿Por qué se dice “hasta el lucero del alba”? Y ya de la que va una puntualización, desde el punto de vista científico no es lo mismo un lucero que una estrella y sí, existen dos crespúsculos. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.




1 comentario :

Ramón Urdiales dijo...

He visto la cita de Randi en la cabecera dela página, ¿piensa escribir sobre él? Felicitaciones por el blog.