Continuando con esta enrocada cita con el cielo y tras discernir la cuestión crepuscular, me propongo hacer lo propio con las discrepancias entre estos dos tipos de cuerpos celestes, aunque ya le adelanto sin mucho rigor científico por prescindible, aportando en primer lugar sendas definiciones astronómicas, adecuadas a los intereses diferenciadores que nos traen.
En busca de una definición
Entendemos por estrella
a todo astro u objeto cósmico esférico conformado por gases a muy altas
temperaturas, que brilla con luz propia en el firmamento y de los que existen miles
de millones en la Vía Láctea, galaxia espiral donde se encuentra
nuestro sistema solar y por ende la Tierra, nuestro hogar. Y se denomina
lucero a todo planeta que, al reflejar la luz procedente del Sol,
puede ser observado en el cielo a simple vista, circunstancia óptica que por
ignorancia nos pueda llevar a confundirlo con una estrella.
Desde nuestro planeta podemos observar, generalmente cerca de la Luna o el Sol, hasta cinco (5) de estos puntos luminosos, de ahí su nombre de lucero, pero que en realidad son los planetas Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno (los cinco fantásticos) y que podemos ver bien al amanecer, lucero matutino, o bien al atardecer, lucero vespertino.
Pero de todos estos
puntos, Venus, es el objeto más luminoso del cielo después del Sol y la
Luna, motivo por el que se le conoce como “el lucero” o “la estrella”, bien del
alba o del ocaso, y al que, por antonomasia, de manera popular, denominamos lucero
o estrella del alba. Un solo lucero.
Y dicho lo cual y asentadas
las bases, paso a establecer las diferencias relativas a la cantidad, tamaño,
trayectoria, composición, distancia, momentos cuándo se ve, luminosidad,
etcétera. Vayamos por parte.
Diferencias entre lucero y estrella: cantidad y tamaño
Así que nos quedamos con uno solo de los primeros y con miles de millones de las segundas, una primera diferencia entre ellos, cuantitativa en este caso, que no es la única como se puede imaginar. Además de la diferencia en la cantidad que hay entre un tipo de objeto celeste y otro, existen otras como su tamaño.
De Venus sabemos
que es el sexto (6. º) planeta del sistema solar en cuanto a tamaño, con su diámetro
de 12 103,6 km un valor muy parecido al nuestro terráqueo, mientras que de las
estrellas no ignoramos que las hay de diferentes tamaños. Para que se haga una
idea se toma de referencia a la estrella de tipo-G, que tiene un
diámetro de 1 392 000 km, es decir, unas cien (100) veces mayor que la Tierra.
En definitiva y en
cuestión de tamaño, la comparativa no tiene color a favor de las estrellas,
otra cuestión es la distancia a las que se encuentra unas y otro y el valor
aparente que este factor le otorga al mismo. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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