miércoles, 17 de junio de 2020

¿Por qué los deportistas olímpicos muerden sus medallas?

(Continuación) La idea es que el diamante no puede ser rayado por ninguno, pero él sí puede rayar al resto de materiales, aunque en realidad esto ya no es exactamente así. Pero esa es otra historia que habrá que contar en otro momento, lo que ahora toca es la nueva moda decimonona del mordisco.
Esmalte dental, entre el oro y la pirita
Por otras escalas, sabemos que la dureza del esmalte dental (5) está comprendida entre la del metal oro (3) y la del mineral pirita (6-6,5), de donde se infiere que, con los dientes, podemos rayar el oro, pero no la pirita.
Que es lo que hacían los buscadores de oro en cuanto encontraban una roca sobre cuya naturaleza dudaban: si quedaba marcada al morderla, era del preciado metal, pero si por el contrario no dejaba marca alguna, entonces, se trataba del mineral sin valor económico alguno. Elemental.
Tirando de ciencia bachillera, recordar que el esmalte dental o sustancia adamantina, es una cubierta que recubre la corona de los órganos dentarios que afectan a la función masticatoria. Desde el punto de vista geológico es un mineral, el más duro del cuerpo humano, presente también en los huesos, aunque con menor densidad. Es conocida como hidroxiapatita y su fórmula química es Ca5(PO4)3(OH).
Una costumbre minera, la de morder el oro, que pervivió en las montañas de California hasta mediados del siglo pasado, cuando los yacimientos de oro dieron muestras de agotamiento. Sin embargo, aunque la fiebre del oro pasó, no ocurrió lo mismo con la costumbre de morder el preciado metal, sólo que ahora lo hacen los deportistas con las medallas que obtienen en las diferentes competiciones. 
¿Por qué lo hacen?
Aunque históricamente, la práctica de morder el metal parece tener sus raíces en la falsificación de las monedas, como se puede imaginar, los medallistas olímpicos no las muerden por desconfianza hacia la pureza del metal. Hasta donde he podido averiguar no es más que una pose, una toma icónica en la que los atletas olímpicos sonríen, mientras fingen morder la medalla, probablemente a petición de los propios fotógrafos que ven en ella una imagen más fácilmente vendible.
La frecuencia con la que los vemos fotografiados y la especialidad deportiva más abundante, me imagino que es una cuestión de moda que cambia con los años, pero lo cierto es que vemos de todo: atletas, nadadores, gimnastas, hasta el gran Rafael Nadal posa mordiendo sus trofeos cuando gana.
Le decía que la mayoría de las veces lo hacen para satisfacer a los medios de comunicación y que no existe ningún atisbo de desconfianza sobre la composición química de estas medallas, sin embargo, ¿de qué están hechas las medallas olímpicas? ¿cuál es su pureza? ¿cuánto oro, plata y bronce contienen?
¿Cuánto oro hay en una medalla olímpica?
Es una de esas preguntas recurrentes en tiempos de competiciones y lo cierto es que no existe una respuesta única dado que depende, pues varía en cada edición. Lo que permanece, en este caso también, es el cumplimiento del conocido aserto, aquel que afirma que ‘no es oro todo lo que reluce’. (Continuará)
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