jueves, 25 de junio de 2020

Amor, matemática y literatura (2)

'Que todo del amor puede creerse’ nos dejó dicho el culterano de Villamediana, no andando falto de razón y a las pruebas me remito. Empezando por esa creencia errada de asociar amor y corazón, un órgano que en realidad poco o nada tiene que ver en dicho empeño humano, siendo sin embargo con quien la mayoría de los enamorados lo relacionamos.
Algo que suele ocurrir en algún momento de algunas de las etapas por las que pasa este sentimiento, y todo el que en alguna ocasión ha entregado o recibido el dibujo de uno, sabe lo que significa. A pesar de su sencillez gráfica, pocas muestras de amor lo pueden igualar y menos estar por encima de él, un corazón del que las ciencias nos dicen que nada importa en, ni lo vincula con, este sentimiento.
Corazón y ciencia
Es el principal órgano del aparato circulatorio en los animales vertebrados, un músculo hueco del tamaño de un puño y ubicado en el centro de la cavidad torácica, con ambos pulmones a los lados. Un órgano al que la mayoría de las culturas han considerado, desde siempre el primero y más importante de nuestro organismo, además de ligarlo al sentimiento quizás más significativo de nuestra existencia, el amor, pero que, desde que existe la ciencia, este status ha cambiado.
En particular desde que en 1628, el medico inglés William Harvey (1578-1657) realizara la primera descripción correcta de la circulación sanguínea, asignándole su verdadero papel: el de una simple bomba encargada de aspirar e impeler la sangre por el organismo.
Una misión importante, qué duda cabe, pero que lo relega a una segunda posición en el ranking de órganos cediendo la primacía a favor del cerebro, que desde entonces adquiere la preeminencia actual de ser el más importante de nuestro cuerpo. Pero eso es para los científicos y en los terrenos de la ciencia, en los de la vida y para el resto de los mortales, el corazón es el principio de todo.
Amor y Lope
Es el segundo de los emparejamientos amorosos-matemáticos que les traigo y viene de la mano de: un par (2) de funciones, quizás poco habituales en las matemáticas bachilleras y, si bien por separado poco nos dicen, al unirlas ¡vaya si dicen algo!, nada menos que una “nueva y original forma” de demostrar nuestro amor.
Y un (1) soneto de uno de los poetas y dramaturgos español más importantes del Siglo de Oro, Lope de Vega Carpio (1562-1635), llamado Fénix de los ingenios.


Desmayarse, atreverse, estar furioso,  /  áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,  /  leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,  /  mostrarse alegre, triste,
humilde, altivo,  /  enojado, valiente, fugitivo,  / satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,  /  beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;  /  creer que un cielo en un infierno cabe, 
dar la vida y el alma a un desengaño:  /  esto es amor, quien lo probó lo sabe.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


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