A nadie escapa que la literatura,
entendida como el arte de la expresión escrita o hablada, es un magnifico
medio a la hora de caracterizar de forma genérica la emoción del amor y
para, a través del lirismo de su poesía, arte de componer versos y obras
en verso, expresarle también a alguien nuestro ¿sentimiento?, esta vez de forma
más particular.
Empezando por donde se debe, ya hablamos en
esta tribuna sobre las Artes y su número, quedándome para el caso que nos trae con la clasificación
de comienzos del siglo XIX elaborada por el filósofo alemán G. Hegel
(1770-1831), la media docena que existe en la actualidad, a saber: arquitectura,
escultura, pintura, música, danza y poesía.
Bien, le decía que a nadie escapa que se
trata de un medio magnífico para expresar el amor, como también lo puede ser cualquier
otro de los innumerables gestos cotidianos que podemos tener en la vida,
entiendase una suave caricia, un delicado beso, un detalle oportuno o un regalo
inesperado.
Lo que es posible que escape a alguna que
otra persona, usted quizás se cuente entre ellas, es otro campo de conocimiento
humano, el de las Ciencias, que también nos puede echar una mano a la
hora de referirnos al amor. De hecho no son pocas las entradas enrocadas,
referidas a este nexo entre ciencias, preferentemente bioquímica y neurociencia,
y amor (Utilicen el Buscador del blog).
La saga que hoy arranca corresponde sin embargo
a la matemática, ciencia que estudia las propiedades de los números
y las relaciones que se establecen entre ellos, y a la lírica amorosa
del siglo XVII, nuestro Siglo de Oro español. No sobrepasando el nivel
de humanidades bachilleras utilizaré una terna de funciones -esas
relaciones entre magnitudes y sus representaciones gráficas, eso sí no todas muy
habituales a ese nivel- y otros tantos autores consagrados de los que
estudiamos durante nuestra etapa docente secundaria.
Love y Villamediana
Es el primero de los emparejamientos
amorosos-matemáticos que les traigo y viene de la mano de: cuatro (4) funciones que representan a otras tantas letras que componen la palabra inglesa amor, y un
(1) soneto del poeta español Juan de Tassis, Conde de Villamediana
(1582-1622).
Nada que añadir de la representación
matemática que no resulte evidente para cualquier bachiller, y tan solo apuntar
una consideración literaria, la que el universal sentimiento merece al
culterano poeta quien, unas veces lo ve como un desafío que incita a abordarlo,
pero que da miedo. Y otras como una empresa donde se arriesga la posición
social y hasta la vida. O así me lo parece, juzguen ustedes.
Determinarse
y luego arrepentirse; / empezar a atrever y acobardarse;
arder
el pecho y la palabra helarse; / desengañarse y luego persuadirse.
Comenzar
una cosa y advertirse; / querer decir su pena y no aclararse;
en
medio del aliento desmayarse, / y entre el amor y el miedo consumirse.
y
perdido de cólera encenderse. / Y sin saber por qué, desvanecerse:
efectos
son de amor; no hay que espantarse,
/ que todo del amor puede creerse.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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