martes, 16 de junio de 2020

Gel hidroalcohólico casero [CR-88]

Me lo preguntaron hace ya unos días, ¿podemos fabricar en casa nuestro propio gel desinfectante?, total, me decían, en ‘Youtube’ hay más de un vídeo que nos enseña cómo hacerlo a base de alcohol etílico (el del botiquín) y gel de aloe vera (de uso cosmético).
Visto a vuela tecla parece tener buena pinta, pero si quiere conocer mi opinión como químico le diré que puede que se trate de una forma fácil y barata de obtener un desinfectante, pero le aseguro que como gel hidroalcohólico, no solo resultará ineficaz contra el coronavirus, sino que además puede acarrearle algunos problemas médicos.
El motivo de su ineficacia radica en que el etanol empleado es un desinfectante que elimina a las bacterias, pero no a los virus, que son los microbios que ahora nos enferman y matan. Por el contrario, los geles comerciales sí los eliminan al ser soluciones que, aparte de alcohol y agua, también contienen biocidas y fungicidas, unas sustancias que como particulares no podemos adquirir en los comercios.
Ellos sí nos desinfectan, como también lo hace (si está bien ejecutado) el simple lavado de manos con agua y jabón que, además de fácil y barato es del todo eficaz contra el coronavirus SARS-CoV-2.
De hecho es la medida recomendada por la OMS, pasando a ser los geles un complemento cómodo para usar fuera de casa, pero que podemos sustituir llevando un botecito de jabón para usar en cualquier lavabo. Un método sencillo, muchísimo más barato e igual de eficaz para combatir a la enfermedad del COVID-19.
Volviendo a las recetas, en concreto a dos que ha compartido la propia OMS, le he de advertir que son para uso exclusivo de los profesionales de la sanidad y en ellas intervienen unos productos químicos que: a) tienen una pureza que no está al alcance de cualquier ciudadano; b) han ser utilizados en cantidades exactas, lo que exige un instrumental adecuado para su medida; c) deben ser manipulados de forma correcta, lo que implica una formación acreditada como laborante.
La primera lleva en su composición etanol al 96 %, peróxido de hidrógeno al 3 %, glicerina al 98 % y agua destilada y esterilizada o agua hervida y fría. La segunda es idéntica sustituyendo etanol por alcohol isopropílico al 99,8 %.
Pero en ambas necesitamos saber el significado de esos porcentajes y las cantidades precisas a utilizar, que no podemos medir a base de cucharadas o ‘a ojo de buen cubero’, como si estuviéramos haciendo un bizcocho o una tortilla de patatas. A diferencia de la cocina, los errores de medición en un laboratorio pueden resultar peligrosos. Le dejo con mi poeta de cabecera: ‘Todo es cuestión de medida: un poco más, algo menos...’.

[Esta entrada apareció publicada el 15 de mayo de 2020, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.



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