[Esta entrada apareció publicada el 22 de mayo de 2020, en la
contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden
leer]
Cuento. ‘Érase una vez un grupo de ranas
que saltaban por el bosque cuando una de ellas, traviesa y distraída, se cayó
en un pozo. Nada más darse cuenta, las demás corrieron a asomarse con la
intención de ayudarla y al instante, con preocupación, vieron que éste era muy,
muy, profundo. Tanto que, saltaba a la vista, era casi imposible para una rana
como ellas, salir de él. De ahí que, al poco de ver los desesperados esfuerzos
de su compañera, optaran por aconsejarle que se diera por vencida pues nunca
superaría esa profundidad, que lo mejor que podía hacer era resignarse y así se
lo gritaban una y otra vez.
Sin embargo, a pesar de sus gritos para que no se esforzara más, la
rana no dejaba de intentarlo una y otra vez, y conforme más les gritaban que lo
dejara, que desistiera ya, con más ahínco la rana lo volvía a intentar. No se
lo podían creer, era como si no las oyera. El caso es que estuvieron así un
buen rato sin que nada cambiara pues, a pesar de los comentarios de que
cualquier esfuerzo que hiciera sería inútil, ella seguía saltando una y otra
vez con más fuerza. Frente al mensaje de que se rindiera y dejara de sufrir,
ella seguía intentándolo y con tal convicción lo hizo, que en uno de ellos
consiguió salir del hondo pozo. Ver para creer.
Ni que decir tiene la enorme alegría del resto de las ranas, al ver
que una de las suyas volvía a estar entre ellas, era increíble, había logrado
salir del pozo por sí sola. Pero tras las muestras de cariño vino la sorpresa,
¿cómo había sido capaz de intentarlo tantas veces, a pesar de sus gritos en
contra? La respuesta de la rana no se hizo esperar, dejándolas estupefactas.
Era sorda y abajo no oía nada de lo que le gritaban, es más, pensaba que en
realidad lo que estaban haciendo era animarla para que se esforzara más y así
salir’. Ya ve, como no sabía que era imposible lo intentó, y como creía que
podría lo consiguió. Es lo que tiene la
ignorancia y la creencia.
Pasatiempo. Una rana traviesa cayó en un
pozo de 30 m de profundidad y en su intento por salir subía tres metros cada
día, pero durante la noche resbalaba y bajaba dos ¿Cuántos días tardó la rana
en llegar al brocal del pozo? ¿Y en salir del mismo? Solución: El
vigésimo octavo día llega al brocal del pozo (30 m) pero no lo sobrepasa, por
lo que cae dos metros quedando a 28 m del suelo. ‘Ergo’, en el vigésimo noveno
día sale del pozo. ‘Quiero, debo, puedo’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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