viernes, 24 de mayo de 2019

Polisemia óptica de “gemelo” (2)

(Continuación) O de diccionario -en el de la Real Academia Española (DRAE) se usa más como femenino, mientras que el también académico Diccionario panhispánico de dudas (DPD) lo amplia a ambos.
De manera muy genérica podemos decir que se usa en femenino singular cuando nos referimos a la ‘pieza transparente que se emplea en los instrumentos ópticos’, y en masculino plural cuando queremos significar ‘juego de dos lentes con armadura para corregir defectos de visión’. Dicho esto, con todo tipo de reservas.
Prontuario sobre “lente”. Óptica
De los tiempos bachilleres recordamos que las lentes son objetos transparentes limitados por dos superficies curvas, o por una curva y otra plana, de modo que al atravesarlas la luz experimenta una desviación en su trayectoria, enfocándola o dispersándola, a causa del fenómeno de la refracción.
Es lo que ocurre con el agua, con un trozo de vidrio o con uno de metacrilato y, como seguro sabe, las lentes más sencillas son una simple gota de agua o una bolsita de plástico transparente llena de agua (véase Supervivientes). A modo de adenda cultureta, dejar aquí negro sobre blanco que, mientras una lente puede enfocar la luz para formar una imagen, un prisma la refracta pero no la enfoca.
Las lentes son los objetos más importantes y de aplicación más frecuente en los instrumentos ópticos -microscopios, anteojos, telescopios, cámaras fotográficas, gafas, lentillas o lupas con los que corregimos y mejoramos la visión-, al estar formados por una sola lente, por varias, o por una combinación de ellas con espejos o prismas.
Por la documentación existente sabemos que ya en el siglo XIII empezaron a fabricarse pequeños discos de vidrio que, acoplados a una montura, constituyeron las primeras gafas de lectura. Y a inicios del XVII, en concreto en 1610, el pisano Galileo Galilei (1564​-1642)​ dirigía hacía la Luna, Júpiter y las estrellas, el que pasa por ser el primer telescopio astronómico, que construyó usando una lente convergente como objetivo y otra lente divergente como ocular.
Ambas tienen en común el hecho de pertenecer al grupo de las denominadas lentes delgadas, que son aquellas en las que su grosor es pequeño comparado con otras magnitudes, por ejemplo, con los radios de curvatura de sus caras.
Las diferencias entre ellas estriban en la forma de sus superficies y en el tipo de grosor y así, mientras las convergentes son más gruesas en el centro que en los extremos, pudiendo adoptar las formas, biconvexa, planoconvexa y de menisco convergente o cóncavo-convexa.
Las divergentes son más gruesas en los extremos que en el centro, pudiendo tener las formas, bicóncava, planocóncava y de menisco divergente o convexo-cóncava.
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