jueves, 30 de mayo de 2019

En palabras del propio Snow

(Continuación) Tanto en su artículo de 1956, como en la conferencia y el libro homónimo de 1959, y en los otros artículos y posterior libro de 1963, nuestro hombre dejó explícita en aquella tarde de mayo su idea sobre las dos culturas y el hecho de que, de un lado estaban los científicos naturales y de otro los intelectuales literarios.
El ataque a la cultura tradicional era evidente y, más que a la cultura en general era a las letras, pues no hablaba en absoluto de ciencias humanas. El resumen siguiente es revelador:
Son muchos los días que he pasado con científicos las horas de trabajo para salir luego de noche a reunirme con colegas literatos. Y viviendo entre dichos grupos, se me fue planteando el problema que desde mucho antes de confiarlo al papel había bautizado en mi fuero interno con el nombre de “las dos culturas”.
He estado presente un buen puñado de veces en reuniones de personas que, según los criterios de la cultura tradicional, se consideran exquisitamente educadas y han expresado su sorpresa por la falta de cultura de los científicos. Cuando estas personas oyen hablar de científicos que no han leído nunca una obra importante de la literatura, sueltan una risita entre burlona y compasiva. Los desestiman por ignorantes.
Dos bandos. Una cultura tradicional donde incluye de forma genérica a los artistas y, en concreto, a los literatos. Y una cultura científica que comprende, tanto a científicos puros como aplicados, y a los ingenieros.
En una o dos ocasiones me he sentido provocado y les he preguntado cuántos de ellos serían capaces de enunciar la Segunda Ley de la Termodinámica. La respuesta era siempre fría y negativa: ninguno. Y, sin embargo, yo no había hecho más que preguntar algo así como el equivalente científico de: “¿Ha leído usted alguna obra de Shakespeare?”.
Creo ahora que, si hubiera preguntado algo todavía más simple, como: “¿Qué entiende usted por masa, o por aceleración?”, que es el equivalente científico de “¿Sabe usted leer?”, sólo uno de cada diez de los mejor educados habría tenido la impresión de que yo estaba hablando su misma lengua.
Dos culturas, humanística y científica, porque tenía la sensación permanente de moverme entre dos grupos comparables en inteligencia, racialmente idénticos, no muy diferentes en cuanto a origen social y con unos ingresos más o menos iguales por su trabajo, que habían dejado casi totalmente de comunicarse, y que tenían tan poco en común respecto a clima psicológico, intelectual y moral que en vez de pasar de Burlington House o South Kensington a Chelsea era como si hubiese cruzado un océano. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.



1 comentario :

un lector del blog dijo...

desconocía este punto de vista sobre "ciencias y letras". me parece curioso. espero lo desarrolle más.