(Continuación) Tiempo, amor y muerte, tres temáticas
potentes y fecundas donde las haya, que como pocos ignoran resultan ser
recurrentes, atractivas e inevitables en poesía.
Bueno, en puridad hay quien añade otra, las moscas, que quizás por ser tan familiares no han tenido un “digno
cantor” o sí.
A lo mejor resulta que no hay nada más poético que
las moscas... Pero ése es otro asunto que no toca hoy. Así
que vayamos a los que nos traen -Kronos, Eros y Thánatos-, y
finalicemos con el tercero, Thánatos.
Abril
es el mes más cruel
Aunque su pálpito es de primavera desbocada y su sangre
alegre y bulliciosa, sin embargo abril es un mes maldito para el poeta
estadounidense T. S. Eliot (1888-1965),
y es que para él, el cuarto mes del calendario gregoriano no está exento de
muerte. Algo así como un insólito y primaveral cruce de energía renovada y continuada
crueldad, pues.
Su verso, quizá de los más citados de la poesía
contemporánea, nos muestra la paradoja: “Abril
es el mes más cruel, criando / lilas de la tierra muerta, mezclando / memoria y
deseo, removiendo / turbias raíces con lluvia de primavera”. Ya lo ven, una
turbadora e incomprensible mezcla de muerte y vida, o de vida y muerte, ustedes
verán.
Es probable que sea sólo casualidad el hecho de que
el mismo año en el que Elliot publicara su famoso poema, el también poeta pero alemán
Rainer María Rilke (1875-1926)
escribiera su inolvidable verso: “Todo
ángel es terrible”.
Al poeta alemán -que estuvo en Ronda unos meses y de
la que quedó enamorado: “He buscado por todo el mundo mi ciudad soñada, y la he
encontrado en Ronda”- le preocupaban el amor y la muerte. Bien visto es difícil
imaginar una muerte más poética, al menos más arquetípicamente poética, que la
suya. Se la resumo por si no caen.
La leyenda dice que murió al pincharse con una de
las espinas de la rosa, que cortó para ofrecérsela a una dama muy querida. Pero
eso es lo que dice la leyenda, en realidad murió de leucemia. Aunque bien es
cierto que la herida producida por la espina se infectó, y su sangre fue
incapaz de cerrarla lo que precipitó su muerte.
En su epitafio, sus propias
palabras: “Rosa, ¡oh contradicción pura! Alegría de ser sueño de nadie bajo
tantos párpados”. Como pueden ver, si el amor y el sufrimiento son
poéticos, la vida y la muerte de Rilke fueron, profundamente, poéticas. Cruel Thánatos.
Adenda
cultureta
En el terreno de la mitología, más en concreto de la griega, Tánatos es el dios de la muerte sin violencia y suave como su
hermano gemelo Hipnos lo es del
sueño.
En el campo del psicoanálisis
Tánatos es la pulsión de muerte, como Eros
es la pulsión de vida a quien se opone. Ni que decirles tengo que el inefable Sigmund Freud (buscar en el blog) incluyó la idea en su teoría psicoanalítica. Cómo no.
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