Del matemático griego Diofanto de
Alejandría que vivió hacia el siglo III, sabemos más bien poco. Y ese poco
versa más que nada sobre sus notables aportaciones a las matemáticas, muchas de las cuales seguro que las conocen aunque sea
de oídas.
Escribió Aritmética, una obra de
trece (13) libros de los que sólo se conservan seis (6), y donde se recogen
casi dos centenares de problemas matemáticos. La traducción más famosa de este
influyente libro en el desarrollo de esta disciplina, es la realizada en 1621
por el francés Claude Bachet (1581-1638), de quien diremos aquí para un futuro
nexo, que encontró un método para la construcción de los fascinantes cuadrados mágicos.
Siguiendo con la Aritmética
traducida de Bachet, hacer constar que se trata de la misma edición del
ejemplar en cuyo margen, el jurista y matemático francés Pierre de Fermat (1601-1665) hizo su célebre anotación.
Probablemente la más famosa de la historia de las matemáticas. Otro magnífico
nexo.
De la
anotación de Fermat
De ella, por ahora, haremos constar algunos detalles. Por ejemplo que con
posterioridad, en1670, un hijo de Pierre realizó una edición reimpresa en la
que se incluían los famosos comentarios de su célebre padre.
De la publicación que Bachet
hizo de los seis libros de la Aritmética
de Diofanto, no les he dicho que
estaba escrita en latín, que incorporaba comentarios propios sobre cada
problema y, sobre todo, que explicaba en qué consistía esa notación realizada en
uno de sus márgenes por Fermat.
Pues bien de ella sepan que más o menos venía a decir que no se puede
dividir un cubo en dos cubos, ni un cuadrado en dos cuadrados ni, en general,
una potencia superior al cuadrado en dos potencias del mismo grado.
Añadía además que había encontrado una demostración verdaderamente
admirable de esa afirmación, solo que lo exiguo del margen no le había
permitido escribirla ¿?
Ya, ya. Por supuesto que no será quien esto escribe, la persona se
pronuncie sobre la veracidad de dicha afirmación pero vamos, estarán conmigo, que
suena algo chusca. De modo que con su permiso lo dejo aquí, a su entera
consideración, disposición y albedrío. O sea.
Lo que a ciencia cierta sí les diré es que en la actualidad, sigue siendo
un misterio si Fermat disponía o no de dicha demostración en aquella fecha.
Y aunque en 1659 afirmó tener la demostración para el caso del cubo, lo
cierto es que las primeras documentadas, tanto para el cubo como para la cuarta
potencia, se deben al matemático y físico suizo Leonhard Euler (1707-1783), otro de los grandes. (Continuará)
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