viernes, 28 de julio de 2017

Vinilos. Tecnología y Astronomía

Del fonógrafo sólo decir que se trata de un elemental sistema de grabación/reproducción mecánico analógico.
Primero las ondas sonoras, mediante un transductor acústico-mecánico, se transforman en vibraciones mecánicas que hacen moverse a un estilete o aguja que, en su desplazamiento, va labrando un surco modulado en forma helicoidal sobre un cilindro. Es decir, grabamos lo que oímos.
Después, una vez grabado, la colocación de la aguja sobre el cilindro en movimiento invierte el proceso. Y las vibraciones mecánicas del surco se transforman en ondas sonoras. O lo que es lo mismo, oímos lo que grabamos, 'Mary had a little lamb'.
Desde el punto de vista histórico, el fonógrafo es uno de esos inventos de paternidad compartida, ya saben por dónde voy. Madre no hay más que una pero padre, a veces, bueno que les voy a decir que ustedes no sepan o intuyan.
El caso es que en este caso, parece ser que fue inventado por el inefable Thomas Alva Edison, cómo no iba a estar él en un invento electromagnético de la época, pero también por Eldridge R. Johnson y Emile Berliner.
Ahora bien, patentar, lo que se dice patentar, lo patentó T. A. Edison, el 19 de febrero de 1878. Que dicho sea de paso, bueno era el señor Edison para estos asuntos de las patentes. Busquen que hay algo enrocado a propósito.
Del gramófono, dispositivo sonoro más próximo a nosotros en el tiempo, solo iterar lo ya comentado en anteriores entradas. Fue el primer sistema de grabación y reproducción de sonido, que utilizó un disco plano en lugar del cilindro. En este dispositivo la guerra de las patentes la ganó Emile Berliner que lo hizo en 1887. No siempre se puede ganar, aunque se sea el gran Edison.
Inciso astronómico
Les hablaba ayer de la desaparición hacia 1929, y para siempre, de los cilindros de fonógrafos a favor de los discos planos. Un sorpasso en toda regla que coincidió en el tiempo con una noticia proveniente del campo de las disciplinas que conocemos como ciencias del espacio.
Fue más o menos la misma época en la que los astrónomos Georges Lemaître (1927) y Edwin Hubble (1929), de forma totalmente independiente, descubrieron galaxias más allá de la Vía Láctea que se estaban alejando de la Tierra.
O lo que es lo mismo, tenían a vista de sus telescopios una prueba empírica de la expansión acelerada del universo, al poder medir el corrimiento hacia el rojo de galaxias distantes. O sea el efecto Doppler de la luz, entendida claro como radiación electromagnética.
Y cierro el inciso astronómico enlazando donde lo dejé, en los soportes musicales, cuando les decía que a los discos planos de vinilo, les pasó lo mismo que a los cilindros.
El avance tecnológico los hizo desaparecer a finales de los años ochenta, cuando medios digitales como el disco compacto (CD), el MP3 o inclusive el DVD, se apropiaron de buena parte del mercado discográfico del vinilo, haciendo que cayera su uso.
Nihil novum sub sole, que nos dejó escrito el clásico y que es bien cierto.

Pero en honor a la verdad, sin embargo, en su caso no se produjo una retirada definitiva, quiero decir para siempre. No. Parece más bien que estuviéramos ante uno de esos cantes que llaman “de ida y vuelta”, ya saben.
Bueno, pues igual pasó con los discos de vinilo.



1 comentario :

Anónimo dijo...

En su libro '100 citas comentadas de ciencia' aparece la grabación en fonógrafo de la canción 'Mary tenía una ovejita...' de Edison.