jueves, 4 de agosto de 2016

Verde aldehído de Eugenia de Montijo

Y no lo era porque ese verde del traje, no se mostraba azul bajo las luces de gas de las lámparas, como ocurría con los otros tonos de verde que existían en la época.

Se trataba de un nuevo tinte, el verde aldehído, y era por así decirlo el último grito de la técnica de vanguardia química.

Se obtenía de lo que fue un auténtico un filón durante muchos años, el alquitrán de hulla. Un líquido marrón oscuro, constituido por una mezcla de hidrocarburos aromáticos, bases nitrogenadas y fenoles, de elevada viscosidad y numerosas aplicaciones.

Verde aldehído y Karl Graebe
Todo apunta a que el tinte verde aldehído lo descubrió ese mismo año del estreno operístico del traje de seda, el químico alemán Karl Graebe (1841-1927), quien en realidad ocupa un puesto en la historia de la química por otras aportaciones.

Al poco de licenciarse, el joven Karl trabajó en la Universidad de Heidelberg como profesor asistente de Robert Wilhelm Bunsen, quien probablemente les suene porque entre otros méritos ha dado nombre a lo que hoy conocemos como mechero Bunsen.

El clásico mechero de laboratorio que en realidad no es más que una mejora del quemador que, previamente, había desarrollado Michael Faraday, su auténtico inventor. Estas cosas ya saben que pasan.

Centrado desde sus comienzos en la investigación química dentro del área de los colorantes naturales, quizás la más conocida de todas sea la consecución de la síntesis de la alizarina.

Un compuesto orgánico de nombre químico 1,2-dihidroxiantraquinona y fórmula C14H8O4, que ha desempeñado durante mucho tiempo un importante papel como tinte.

Además Graebe fue el introductor de los prefijos químicos orto-, meta-, y para-, que han servido para indicar las posiciones de los grupos químicos unidos al anillo bencénico.

Pero volviendo al tema que nos trae, durante años nuestro químico trabajó para la empresa química Meister Lucius und Brüning que luego pasó a llamarse Hoechst AG, y que desde el asombro que causó en el público de la ópera su nuevo tinte, tuvo un éxito comercial extraordinario.

Porque la emperatriz Eugenia utilizó este color para sus trajes en más de una ocasión. Era verde también el color del traje que llevó a la inauguración del Canal de Suez.

Influencia en la moda
Y no crean que queda aquí la influencia de esta extraordinaria mujer en el mundo de la moda.

A modo de gancho les escribí de un complemento suyo, un sombrero de mujer inclinado y con caída hacia un ojo, y les decía que era un sombrero estiloso. Y vaya si lo era.

Pero este sombrero es sólo la punta del iceberg de la influencia de Eugenia de Montijo en el mundo de la moda.

A vuela tecla les diré que el sombrero pasó a ser conocido en su honor como sombrero Eugénie y, si usted lector, pertenece a ese grupo de personas que ya tiene una cierta edad quizás les suene.

Lo puso de moda la estrella de cine Greta Garbo, haciéndose muy populares en los años 30 del siglo pasado, pero lo creó una española.




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