(Continuación) Para ello Herschel repitió el experimento de Newton pero colocando termómetros en los distintos colores y zonas del espectro, descubriendo para su sorpresa que se registraba más temperatura, se sentía más calor, más allá de la zona rojo donde, al menos visiblemente no llegaba luz.
Llamó entonces a esta luz
invisible “rayos calóricos”, una expresión que por cierto arraigó y de hecho fue
inmortalizada por el escritor y novelista británico Herbert George Wells
(1866-1946) en su novela La guerra de los mundos de 1898.
Ni que decirle tengo que
el descubrimiento de Herschel, que hoy conocemos como radiación infrarroja
fue tan solo la primera de una serie pues tras ella llegaron las microondas,
las ondas de radio, los ultravioletas, los rayos X y la radiación
gamma.
Nuestro primario y septenario arco iris de colores crecía y crecía conformando así lo que hoy conocemos como el espectro electromagnético.
Prontuario
astrofísico: Wollaston
Y tan solo un par de años
después del experimento de Herschel, en 1802, otro inglés observaba
que en dicha aparición continua y colorida de la luz solar había algo más, una
especie de rayas negras intercaladas de distinto grosor.
En concreto fue el físico
y químico William Wollaston (1776-1828), quien apreció en el colorido
espectro de la luz blanca estas enigmáticas líneas negras de la que se apresuró
a informar a la Royal Society, aunque en honor a la verdad hay que decir
que no despertó mucho interés.
No a pesar de la importancia que tuvieron, estas cosas pasan, lo que no impidió que él encontrara hasta siete líneas negras espectrales en la luz solar; por poner en contexto doy un pequeño salto atrás en el tiempo, de aproximadamente medio siglo.
Prontuario astrofísico: Melvill
Cuando el filósofo
natural escocés Thomas Melvill (1726-1753), muy activo por cierto en los
campos de la espectroscopia y la astronomía, dio una conferencia
titulada Observaciones sobre la luz y los colores en 1752 ante la
Sociedad Médica de Edimburgo, en la que describió lo que se considera como la
primera prueba de la llama.
Resultaba que al quemar diferentes
sales sus espectros no eran un continuo de colores con bandas negras
intercaladas como el de la luz solar, sino una serie de bandas brillantes
específicas de colores sobre fondo negro. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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