Un antiguo alumno de bachillerato y muy buen estudiante, conocedor de que estos tipos de sucedidos relacionados con científicos me gustan, tuvo la amabilidad hace unos días de mandarme éste que le refiero a continuación, relacionado con ya un viejo amigo del blog.
Nada menos que el físico
danés Niels Bohr (1885-1962) que tanto contribuyó en la comprensión del átomo
(modelo de órbita cuantizada) y la mecánica cuántica, siendo galardonado
por ello con el Premio Nobel de Física en 1922.
Pues bien, la nueva
quisicosa del científico guarda relación con el escudo de armas que fue
autorizado a diseñar como consecuencia de haber ingresado en una exclusiva
orden danesa, la Orden del Elefante (en danés, Elefantorden).
Una orden real de caballería y la más alta distinción del Reino de Dinamarca con la que se honra, casi exclusivamente, a la realeza danesa y a algunos altos dignatarios extranjeros. Un club por tanto de lo más selecto en la sociedad danesa.
Orden del Elefante
Tiene sus orígenes en el
siglo XV -si bien existe oficialmente desde 1693 y, constitucionalmente, desde
el establecimiento de la monarquía en 1849- y la forman no más de treinta (30) caballeros
a la vez, que portan una particular vestidura y unos adornos consistentes en un
collar, una insignia, una estrella y un fajín, además del referido escudo de
armas.
Unos objetos que tras la
muerte del caballero la familia debe devolver a la institución, aunque existen
algunas excepciones más o menos conocidas; como excepcional y conocido es
también el hecho de que sea nombrado caballero una persona que no pertenezca a
la familia real o se trate de un dignatario extranjero, como es el caso de
nuestro reconocido físico, eso sí es danés.
La pintura del escudo personal, sin embargo, permanece colgada ‘ad infinitum’ en la Capilla de los Caballeros de las Órdenes del Elefante y Dannebrog en el Castillo de Frederiksborg en Hillerød, actual sede del Museo Nacional de Historia.
Antecedentes académicos: conferencia y textos
Y allí se encuentra, como
la del resto de caballeros “elefantinos”, la de Niels Bohr a quién en reconocimiento
a sus logros científicos y contribuciones a la vida cultural danesa, el 17 de
octubre de 1947 el rey Federico IX distinguió como caballero de la Orden
del Elefante, eso sí, de manera excepcional.
Al fin y al cabo, era
“sólo” un premio nobel en física, sin alcurnia familiar, linaje ni antigüedad. Un
reconocimiento que bien pudo tener su punto de partida veinte años antes, en la
conferencia que el científico impartió en 1927 en la ciudad de Como, Italia, durante
el congreso dedicado al centenario de la muerte del físico italiano Alessandro
Volta.
Titulada ‘The Quantum Postulate and the Recent Development of Atomic Theory’ en ella el danés marca su argumentario del surgimiento, desarrollo, problemática e implicaciones de la idea de la complementariedad de la reciente teoría cuántica; un marco necesario en su opinión para ordenar todo el conocimiento producido por la nueva física. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras
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