(Continuación) La conocida cátedra lucasiana, en la que no impartió sus aportaciones matemáticas al considerarlas solo una herramienta para el estudio de la naturaleza y merecedora de atención académica en sí. (Dejad a un lado las formas sustanciales y las cualidades ocultas, y referid los hechos naturales a leyes matemáticas).
La disciplina de la ciencia que eligió para impartir en
sus clases fue la óptica, a la que se venía dedicando desde que en 1666
se sintiera atraído por la naturaleza (compuesta) de la luz, la óptica
geométrica y la invención del telescopio reflector completado en
1668.
En febrero de 1672 presentaba a la Royal Society
su primer trabajo sobre estos temas, pocos días después de que dicha sociedad
lo hubiera aceptado como miembro, en reconocimiento de la construcción del
citado telescopio reflector.
En dicha comunicación aportaba evidencia empírica de que la luz blanca se descompone en todos los colores del arco iris al hacerla pasar por un prisma óptico, ya que en realidad es una mezcla de luces de diferentes colores.
Un espectro luminoso que es inherente a esa luz y
no al prisma como había postulado en el siglo XIII el proto científico inglés Roger
Bacon (1214-1204), el Doctor Mirabilis; con el tiempo estos estudios
conducirían a la actual espectroscopia y al análisis espectral, base de
la astrofísica contemporánea.
Por cierto, Bacon fue el primero en proponer la reforma
del calendario juliano del que como curiosidad calendaria le hablaba al
principio.
Todos estos descubrimientos ópticos los recogió en su libro Opticks: or, a treatise of the reflexions, refractions, inflexions and colours of light. Also two treatises of the species and magnitude of curvilinear figures “Óptica: o tratado de las reflexiones, refracciones, inflexiones y colores de la luz” de 1704, que tendría una segunda edición en 1718.
En él también expone su argumentario acerca de la luz
compuesta por partículas, por tanto, una naturaleza corpuscular en
contraposición a una naturaleza ondulatoria de la misma defendida por el
polímata y polemista incansable, el inglés Robert Hooke (1635-1703) otro
genio de primer orden y también con mal genio.
Una doble historia ésta, la de la ¿doble? naturaleza lumínica y la disputa con Hooke, que trajo no pocas dosis de amargura a Newton; otra historia, por cierto, que habrá contar en mejor ocasión, mientras … et in terra PAX hominibus bonae voluntatis. Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue
publicado el 09 de enero de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA,
del diario digital Sevilla Actualidad.
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