viernes, 9 de febrero de 2024

¿A qué huele la lluvia? Tres olores, tres. Ozono

(Continuación) Bueno, pues ya sabe por dónde van los tiros explicativos, su olor no debería ser ninguno ya que está formada en un principio solo por agua H2O de la que, desde los tiempos bachilleres, sabemos algo.

Se trata de un compuesto químico incoloro, insípido e inodoro o sea que no huele a nada, al estar formada sólo por moléculas constituidas por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno; pero claro, otra cosa es lo que nos trae y por eso huelen.

Tanto las aguas minerales, con diferentes sales disueltas; como el agua del grifo, tratada con cloro Cl2 y donde se forman cientos de subproductos químicos debido a la reacción de éste con las sustancias orgánicas presentes en el agua; y, por supuesto, el agua de lluvia.

En realidad, el olor de la lluvia, del agua de lluvia, es una mezcla de tres aromas diferentes que se generan antes, durante y después de la precipitación debido a la producción de tres sustancias químicas distintas: ozono, geosmina y petricor.

“Olor a lluvia”: Ozono y química

Son muchas las personas que advierten que va a llover, incluso horas antes de que lo haga, simplemente por el olor del aire; sobre todo a finales de verano tras un periodo seco, y la razón es por la presencia en la atmósfera de la sustancia simple conocida como ozono O3 (g), del que ya enrocamos algo.

Un gas que puede ser transportado por el viento a grandes distancias, etimológicamente el término ozono proviene del verbo griego ozein que significa “enviar olor”, y cuya concentración atmosférica aumenta durante las tormentas, de ahí que la gente también diga “huele a tormenta”.

Él es el causante de ese aroma previo, un “olor a limpio” que se asemeja en cierto modo al del cloro, ya que su concentración en la atmósfera aumenta al producirse a partir de las moléculas de oxígeno O2 presentes en el ambiente, gracias a la energía de las descargas eléctricas procedentes de los rayos de la tormenta que se generan en los cumulonimbos, nubes de gran desarrollo vertical. (DCPS. Calle Meteorología).

“Olor a lluvia”: Ozono, evolución y música

Ya en la Antigüedad, nuestros antepasados establecieron una relación positiva con ese olor, pues era un indicativo inequívoco de que la temporada seca estaba por terminar y las lluvias, con ellas la maduración de las cosechas, se encontraban cada vez más cerca.

Así ese aroma arraigó como una sensación de supervivencia en el pasado, transmitiéndose a lo largo de las generaciones hasta la actualidad, como un indicador potente y satisfactorio de un cambio premonitorio. Una señal recordada por evidentes razones evolutivas. (Continuará)

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