viernes, 30 de junio de 2023

DCPS. Calle Galileo (3)

(Continuación) Por cierto, el descubrimiento por parte del joven estudiante pisano de la ley de la isocronía de los péndulos en 1581, supuso la primera etapa de lo que sería el asentamiento de una nueva rama de la física, mecánica clásica, que tiene sus orígenes en la Antigua Grecia y los escritos de Aristóteles y Arquímedes.

Muy poco tiempo después, en octubre de 1582, Italia y otros países católicos reemplazaban el calendario juliano por el actual y casi global calendario gregoriano, un asunto astronómico y metrológico serio donde los haya. 

Mientras, Galileo seguía a lo suyo: observación sistemática, medición, experimentación y la formulación, análisis y modificación de hipótesis; vamos lo que viene siendo el método científico.

Entre Florencia y Pisa

Y así, entre otras quisicosas, elaboró algunos teoremas sobre el centro de gravedad de ciertos sólidos, el estudio del comportamiento de objetos que flotan en el agua o la constitución de la balanza hidrostática de Arquímedes en 1586.

También continúa sus estudios sobre las oscilaciones del péndulo y la invención del pulsómetro, e inicia sus investigaciones sobre la caída de los cuerpos cuando, en 1588, el duque Fernando I de Médici lo nombra titular de la Cátedra de Matemáticas de la Universidad de Pisa (1589), cobrando sesenta escudos de oro al año.

Entre 1590 y 1591 la cicloide atraerá su atención y, para entonces, ya ha publicado Motu (1590) y escrito La bilancetta (1586) que fue publicada póstumamente. ‘Todas las verdades son fáciles de entender, una vez descubiertas. La cuestión es descubrirlas’.

Leyenda de la Torre inclinada de Pisa. Leyenda

Según la biografía de su alumno, Vincenzo Viviani, realizada en 1654 y publicada en 1717, Galileo dejó caer de manera simultánea, desde la parte más alta de la torre dos bolas de igual tamaño, una de hierro fundido y otra de madera, siendo la primera diez veces más pesada que la segunda.

Pretendía demostrar que el tiempo de descenso de un cuerpo era independiente de su masa, y que Aristóteles y el resto del mundo científico estaban equivocados: la bola de hierro no caería diez veces más rápida que la de madera.

Como así fue y pudo comprobar la gran muchedumbre que se congregó al pie de la torre para observar el resultado, las dos llegaron a la vez. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 20 de febrero de 2023, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

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