domingo, 25 de junio de 2023

Centenario de Einstein en España, 1923. “Silbando mi teoría de la relatividad”

(Continuación) El objeto más famoso y visitado le decía del Museo de Historia de la Ciencia de Oxford, una institución que recibe 125 000 visitas al año de las que la gran mayoría quieren ver, antes que nada, las formulaciones pizarreras de Albert Einstein que para ellos vienen a ser como una pieza de arte contemporáneo.

Una pequeña pizarra, con las anotaciones intactas de aquella clase del 16 de mayo de 1931, que ha sido conservada cuidadosamente a diferencia de sus compañeras españolas de unos años antes, recuerde, la barcelonesa y la zaragozana.

Unas anotaciones oxonienses que están en posesión de una interesante intrahistoria científica que, no obstante, le contaré en otro momento pues éste lo voy a dedicar a otra historia intramuros; una no científica, pero no por ello menos interesante, perteneciente a lo que periodísticamente se dio en llamar “ecos de sociedad”, no sé si sabe por dónde voy.

Su “triunfal paseo relativista”

Cuando Einstein llegó a España en febrero de 1923 lo hizo en medio de una exitosa gira internacional por media Europa y Asia, convertido en toda una celebridad mundial, y después de haber ganado el Premio Nobel por sus aportaciones a la física teórica y el descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico.

Exitosa porque en todos los países que le invitan a explicar su teoría de la relatividad, alcanza notorios y sonados triunfos en sus conferencias, impartidas en las más importantes corporaciones y sociedades científicas, para un público variopinto que no entiende nada pero que acude en masa, y que son elogiadas por las prensas locales e internacionales.

Por decirlo de alguna forma, en esos años 20, Albert Einstein era lo más parecido a una megaestrella de la ciencia, sin duda es el científico que más fama ha tenido nunca en la historia de la humanidad, y como tal viajaba por el mundo, como a él le gustaba decir, humorísticamente, “silbando mi teoría de la relatividad”.

El caso es que la prensa lo calificaba como el Newton del siglo XX comparándolo por sus aportaciones con otros grandes genios, Galileo y Copérnico, un interés periodístico que por supuesto está bien, lo que no lo está tanto es, hasta dónde lo llevaron porque la cosa no quedó ahí.

Einstein, SuperStar

Resulta que el interés de la prensa se extendió del científico al hombre, de Einstein a Albert, y buscando al creador de la teoría, al ser humano que estaba detrás de ella, se toparon para su sorpresa con un filón periodístico. 

En lugar de un científico serio, introvertido y socialmente gris, se encontraron con una persona excéntrica y dotada de un particular encanto atrabiliario. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas. 


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