viernes, 20 de enero de 2023

El tablero de la vida. De Kasparov a Byron

El juego de palabras del titular se corresponde con un hecho más o menos conocidos por (casi) todos, y sobre el que no pocos pensadores que en el mundo han sido a lo largo de la historia, se han pronunciado: el fuerte paralelismo que se da entre la vida y el juego del ajedrez, hasta el punto de considerar a este como una metáfora de aquella.

Ajedrez y existencia humana: Kasparov

Una metáfora que podría arrancar con la imitación que la vida puede llegar a hacer de él, y que el mítico ajedrecista, campeón del mundo, político y escritor ruso-croata Garrí Kasparov (1963) explicaba diciendo, que el buen estratega empieza con un primer objetivo para un futuro lejano y trabaja retrocediendo poco a poco hasta el presente.

Una opinión muy a tener en cuenta pues no en vano está considerado por muchos como el mejor jugador de ajedrez de todos los tiempos, una cuestión discutida y discutible para otros tantos, si bien no es cuestionable el hecho de que este ruso, en 1985, con tan sólo veintidós (22) años se convirtió en Campeón del Mundo.

Lo hizo al ganarle al entonces campeón Anatoly Karpov (1951), razón por la que fue y sigue siendo el más joven campeón mundial de ajedrez de la historia. Otra cuestión es el valor de su cociente intelectual (CI), incorrectamente conocido también como coeficiente intelectual, ya sabe, un estimador de la inteligencia pero no un sinónimo de ella y que en su caso es elevadísimo, de 190.

Ajedrez y existencia humana: Byron

Un buen método, retomo al Gran Maestro de ajedrez, político y escritor ruso Kasparov, que evidentemente necesita de tiempo y paciencia, dos circunstancias que no todos los humanos, por un motivo u otro, están en condiciones de poseer cuando le son necesarias.

Es el caso del revolucionario y poeta romántico británico Lord Byron (1788-1824), protagonista frecuente de no pocos enroques entre otros: Augusta Ada Byron, ¿Princesa del paralelogramo?, Estupidez y evolución, Lord Byron y “la liga del incesto”, “Sangre, sudor y lágrimas”, Suiza, verano de 1816.

Y que a los efectos que nos traen, en cierta ocasión se descolgó con ‘La vida es demasiado corta para dedicarse al ajedrez’. No, no era la paciencia lo suyo, pero es evidente que la actividad que se desarrolla en el tablero de 64 casillas o escaques con las 32 piezas móviles, aporta algunos recursos o lecciones para el arte de la vida. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


No hay comentarios :