domingo, 16 de enero de 2022

Vacuna [CR-166]

[Esta entrada apareció publicada el 07 de enero de 2022, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

Le supongo al tanto de la palabra del año, elegida por la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) la última semana decembrina. Sí, la de 2021 es vacuna pues no en vano cumple con dos requisitos necesarios y suficientes para serlo. Uno es su interés lingüístico. 

Como concepto nació en el siglo XVIII, cuando el médico inglés Edward Jenner descubrió (1796) que los infectados por la viruela bovina o vacuna quedaban protegidos frente a la viruela humana. Un vínculo con las vacas que acompaña al término desde que, en 1803, entró en el diccionario de la RAE, con la única acepción de ‘cierto grano o viruela que sale a las vacas en las tetas, cuando las ordeñan sin lavarse las manos los que han tocado el gabarro de los caballos’.

Y aunque inicialmente se utilizó vaccina, derivada del latín vaccinus, es decir ‘de la vaca’, terminó por imponerse ortográficamente el de vacuna, que es como aparece en el diccionario académico, si bien no es hasta 1914 cuando aparece con otros significados. Y así, además de la acepción relativa a las vacas, se incluía esta otra: ‘cualquier virus o principio orgánico que, convenientemente preparado e inoculado en persona o animal, los preserva de una enfermedad determinada’. 

Que fue como se mantuvo, con ligeros cambios, hasta llegar a la acepción que hoy recoge el Diccionario de la lengua española: ‘preparado de antígenos que, aplicado a un organismo, provoca en él una respuesta de defensa’. Una acepción que aparece en sexto lugar tras las de las vacas, quizás por respeto a su historia o por mero criterio cronológico. El otro requisito es su omnipresencia en la mayoría de los ámbitos culturales, entiéndase medios de comunicación, instituciones culturales, universidades, publicaciones o revistas de divulgación. Presencia de ella como voz, sus derivados y otras palabras asociadas que, durante estos dos últimos años, han venido monopolizando la información casi a diario.

En ese sentido están “vacunación”, “vacunado” y, en forma de expresión sirvan de ejemplo “vacuna de refuerzo”, “punto de vacunación masiva” o “pauta de vacunación”. Sin olvidarnos de algunos curiosos neologismos como: “vacunódromo”, formado a partir del cultista ‘-dromo’, referido a un espacio de grandes dimensiones destinado a fines determinados; o “vacuguagua”, acrónimo de vacunación y guagua. 

Un sinfín de construcciones alrededor de las cuales han surgido gran cantidad de dudas y confusiones gramaticales, a las que la FundéuRAE ha dedicado no pocas recomendaciones, algunas de las cuales han venido a esta tribuna roteña, pretendidamente científica y divulgadora. Y acabo, a vuelatecla le escribo las elegidas de otros años: “escrache”, 2013; “selfi”, 2014; “refugiado”, 2015; “populismo”, 2016; “aporofobia”, 2017; “microplástico”, 2018; “emojis”, 2019; y “confinamiento”, 2020. Recuerde que ‘posicionarse en contra de las vacunas es una insensatez sin base científica’.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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