[Esta entrada apareció publicada el 31 de diciembre de 2021, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
Como cada año por estas fechas, la Real Academia Española presenta en Madrid la actualización del Diccionario de la Lengua Española, y la de este diciembre es la penúltima antes de su nueva edición que estará lista en 2024. En concreto las modificaciones, que ya se encuentran en la versión digital del mismo, alcanzan la cifra de 3836 e incluyen nuevos términos, enmiendas y acepciones.
Una variada lista de
palabras correspondientes a diferentes campos del saber (tecnología,
gastronomía, salud, ciencia, pandemia, lenguaje coloquial, ciencias sociales),
si bien es cierto que las incorporaciones predominan más en unos que en otros.
Ciñéndonos a los más próximos a los intereses de esta columna -y sin ánimo de
ser exhaustivo, intención de ser excluyente ni propósito alguno de agotar el
tema-, ahí van algunos.
En el campo de la digitalización y tecnificación de las sociedades, aparecen: “bitcoin”, “bot”, “ciberacoso”, “ciberdelincuencia”, “criptomoneda”, “geolocalizar” o “webinario”. También se incluyen nuevas acepciones a palabras ya existentes como “audio”, “compartir”, “cortar y pegar” o “cortapega”. Y dentro del campo del lenguaje coloquial: “top manta”, “valemadrismo” y las nuevas acepciones de “búho”, “chuche”, “ojiplático”, “empanado”, “quedada” o “rayar”.
Por segundo año
consecutivo, y a casi
dos años de declarada la pandemia, el DLE continúa incluyendo palabras
relacionadas con la enfermedad de la COVID-19 y su coronavirus asociado, el SARS-CoV-2. En esta actualización se han sumado:
“cubrebocas”, “hisopado”, “triaje” o “nasobuco”, así como nuevas acepciones
para términos como “cribado”, o las expresiones “nueva normalidad” y “burbuja
social”.
También nuevos vocablos relacionados con el mundo de la sanidad, como “vacunología”, “emergenciólogo”, “urgenciólogo” o la nueva la acepción de “audífono”. Somos casi 600 millones de personas hablando español en el mundo, así que no es de extrañar que un objeto, un concepto, cualquier cosa reciba diferentes nombres dependiendo del lugar.
Por último y, como dice el clásico,
no menos importante, el DLE incluye nuevos términos relativos a la
complejidad de la identidad sexual y de género, me refiero a “poliamor”, “transgénero”, “amigo
secreto”, “cisgénero”, “pansexualidad”, entre otras. Ya, lo sé.
Algunas de las palabras no
le suenan de nada y en cambio otras las lleva utilizando desde hace tiempo,
pero no es hasta ahora que han sido aceptadas la RAE, institución de la
que ya sabe es prudente y no se suele precipitar a la hora de recogerla en el
diccionario.
Y si bien pueden llegar desde cualquier nivel, usuario o académico, a todas las deja reposar un tiempo hasta que se estabiliza su uso. No son pocas las palabras que rápidamente se ponen de moda y después desaparecen, tan pronto como aparecieron en el mercado de la lengua”. Precaución. No, no se puede decir que la Academia improvise. ‘Faustum annum MMXXII vobis exopto’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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