miércoles, 4 de enero de 2017

Aminoácidos cósmicos tatuados (y 2)

(Continuación) Ya saben.

La primigenia existencia única de átomos de hidrógeno (H) tras el Big Bang y cómo después, en el interior de las estrellas y por un proceso de fusión nuclear, empezaron a formarse átomos de helio (He).

Lo que condujo a su vez a un aumento de la temperatura de millones de grados Celsius (º C) en el interior de la estrella, que propició la fusión de átomos de helio para generar átomos de carbono (C), lo que sin solución de continuidad condujo a la formación de átomos de oxígeno (O) por fusión de los de helio y carbono.

Y así, con una mayor temperatura en cada paso de fusión, se fueron formando otros elementos más pesados como magnesio (Mg), azufre (S), silicio (Si), níquel (Ni), cobalto (Co), hierro (Fe), etcétera.


No les canso con más información del espacio, que no es esta la mejor ocasión. Mejor ven el video que me han mandado.

Una autoría cuestionada
Y cambio de dirección en lo que les estoy contando. A vuela tecla leo que en realidad, la autoría de la cita de Sagan, ‘Somos polvo de estrellas’, está cuestionada casi desde el principio.

Parece documentado que, a finales de los años veinte del siglo pasado, algo muy parecido dijo el astrónomo estadounidense Harlow Shapley (1885-1972).

En concreto lo suyo fue: “We organic beings who call ourselves humans are made of the same stuff as the stars, 1929”, que podemos traducir como: “Nosotros, los seres orgánicos que nos llamamos seres humanos estamos hechos de la misma materia que las estrellas, 1920”.

En fin, parece que sí, pero ya saben lo que pienso de estas cuitas.

Sea la verdad cual sea, y en cualquiera de los casos, como reza el proverbio italiano: “E se non e vero, e ben trovato”, y si no es verdad, está bien traído. Pues eso.

Les traigo otras palabras de Shapley, que a mi entender nos hablan de él:

“El primer hombre, lejos en el Plioceno posterior, que golpeó a un elefante peludo con su palo, o vio su bello reflejo, o recibió un cumplido, se volvió repentinamente engreído (fue una mutación) y de inmediato se desarrolló el primer reflejo de pensamiento en el mundo.

No era otro que: ¡Soy el centro del Universo!

Y cuando tomó compañera, transmitió este fanatismo de su plasma germinal. Ya través de cientos de miles de años el mismo pensamiento sin mucha alternancia ha sido nuestra herencia...”.

¿Les suena?

"El otro Copérnico"
Por cierto, a propósito de bien traído, me gustaría comentarles que Shapley fue el primer astrónomo en hacer una estimación correcta tanto del tamaño de la Vía Láctea como de la posición del Sol dentro de ella.

A partir de mediciones realizadas sobre las estrellas variables de tipo RR Lyrae -conocidas también como “cefeidas de corto período” o “variables de cúmulo”-, demostró que la primera era mucho más grande de lo que se creía hasta entonces y que el segundo, en absoluto, estaba en una posición privilegiada, por central, en ella.

Tras semejantes aportaciones, no es de extrañar que algunos se refieran al estadounidense como “El Copérnico moderno”. No lo es. Por suerte para él , en el siglo XX ya no andaba la iglesia tras estos asuntos. Lo digo por Galileo, Bruno, etcétera.

Además, en 1953, nuestro hombre propuso otra interesante hipótesis, la del “cinturón de agua líquida”, y que en la actualidad tenemos asociado al concepto de zona de habitabilidad.

Una especie de medida del potencial que tiene un cuerpo cósmico (planeta y satélite natural) de sustentar vida y cuyo primer e ineludible requisito es una fuente de energía. (Continuará)




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