Hija de Marie y Pierre Curie (ella galardonada con los Nobel de Física en 1903 y de Química en 1911, y él con el de Física en 1903), Irene Curie (1897-1956) recibió la educación primaria y básica en su
propia casa.
De ello se encargó su abuelo paterno Eugene,
quién le inculcó el amor por la naturaleza, la poesía y la política radical
(fue comunista).
Por su parte mamá y papá, en el tiempo que les dejaba libre
sus descubrimientos radiactivos del polonio
(Po) y el radio (Ra), le
hicieron amar el deporte y rechazar las convenciones sociales de la época. Una
educación de lo más completa.
Irene, natural, estudió Física y Química en la Universidad de París. Y durante
la Primera Guerra Mundial, ayudó a su madre a instalar unidades de rayos X en los hospitales militares y a
entrenar al personal en su uso.
Acabada la contienda pasó a ayudarla en el Instituto del Radio de París, posteriormente llamado Instituto Curie, y fue allí donde conoció
a otro ayudante como ella, el también físico-químico francés Frédéric
Joliot (1900-1958).
Será el hombre con el que se case en 1926, con el que tenga dos hijos y con
quien llegue a establecer una colaboración científica tan notable como la de
sus padres, Marie y Pierre.
Radiactividad
artificial
Y siguiendo el camino iniciado por ellos Irene, junto a su marido, investigó
en el novedoso campo por entonces de la física
nuclear.
En concreto llevaron a cabo un estudio sistemático de las radiaciones
emitidas por elementos químicos ligeros, que los condujo al descubrimiento de
la radioactividad artificial.
Bombardeando aluminio (Al) con
partículas alfa α, obtuvieron un
isótopo radioactivo de fósforo (P).
Se trataba del primer isótopo
artificial obtenido por el hombre y con él se abrían múltiples aplicaciones
y nuevos conocimientos estructurales de la materia.
Entre ellos una larga serie de isótopos radioactivos indispensables hoy por
hoy en medicina, por ser muy utilizados tanto en la investigación científica
como en la industria moderna.
Gracias a ese experimento la estructura y composición del núcleo atómico empezaba a ser más
accesible y el descubrimiento del neutrón
como partícula fundamental, estaba a punto de caer (1934).
Una prueba de la relevancia de sus investigaciones nos la da el hecho de
que el matrimonio fue invitado a la Séptima
Conferencia Solvay de 1933. Un selecto club de científicos al que pocos
tenían acceso.
Y en él, ese año, sólo tres mujeres. Su madre Marie Curie (1867-1934), la física nuclear austriaca Lise Meitner (1878-1968) y ella misma.
Un muy corto número, a pesar de ser la mitad de la Humanidad.
Premio
Nobel de 1935 en Química
Por descubrir que los elementos radiactivos pueden prepararse
artificialmente a partir de elementos estables, el matrimonio Joliot-Curie
recibió el laureado galardón.
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