domingo, 25 de septiembre de 2016

Estetoscopio de Laennec (1816). Preliminares (y 2)

(Continuación) Aunque ahora que les presto atención, quizás no sea muy correcto el uso que he hecho del pronombre indefinido “nadie”.

O bien dicho, hace algunos siglos
Alguien con quien lo hablé me puso sobre la pista y resulta que en el siglo IV a.C., el médico griego Hipócrates de Cos (460-370 a. C.) ya aconsejaba aplicar directamente la oreja al tórax o pecho de los pacientes, a fin de realizar un diagnóstico sobre los derrames torácicos.

Lo hacía en el tratado De Morbi, pero aquello cayó en el más absoluto de los olvidos.

Una forma de decir que pocos, muy pocos, médicos consideraban que había que prestar atención a los ruidos que se producen bajo la piel humana.

Pero bueno alguno había, si bien no era médico aunque sí muy observador y un extraordinario científico.

Me refiero al polifacético y creativo inglés Robert Hooke (1635-1703), interesado en campos de conocimientos que abarcaban desde la biología, la medicina y la horología (cronometría).

Hasta la física planetaria, la mecánica de sólidos deformables y la microscopía. Pasando por la náutica y la arquitectura.

Es decir un hombre de lo más de lo más completo. Qué pena que el cuerpo y el carácter no le acompañaran. O sea.

Un Hooke que está considerado como uno de los científicos empíricos más importantes de la ciencia y un polemista incansable que dejó escrito en el siglo XVIII:

He podido escuchar claramente el latido del corazón de un hombre. Quién sabe, digo, si fuese posible descubrir los movimientos de las partes internas de los cuerpos […] y por ese medio saber qué instrumento o motor está descompuesto”.

O sea que.

Piano ma non troppo
Se ve que la idea, aunque no terminaba de hacerse popular tampoco se puede decir que dejara de conocerse.

Prueba de ello es lo que sabemos del médico austríaco Josef Leopold Auenbrugger (1722-1809), quien inventó el método de diagnóstico médico denominado percusión, a mediados del siglo XVIII.

Ejerciendo en el Hospital Militar Español de Viena empleó este método consistente en dar unos pequeños golpes en pecho y espalda del paciente y decidir por el sonido si, por ponerles un ejemplo, las vías respiratorias contenían mucosidades.

Es probable que el proceso les resulte familiar. No es muy distinto del que emplean los bodegueros, para saber cómo de llenos se encuentran sus toneles, cubas o barricas en las que llevan a cabo la crianza de vino.

Pues eso es lo que hizo nuestro hombre a lo largo de su longeva vida, si bien durante ella por desgracia, el método de la percusión la verdad es que fue acogido con bastante indiferencia entre sus colegas. (Continuará)



1 comentario :

un amante de los deportes dijo...

¿Cómo se dice olimpiadas o juegos olímpicos?