miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Hace un día de perros’?

Es otra de las expresiones derivadas de la relación, en este caso que nos trae, entre las conocidas ciencias: etimología, astrología, meteorología y astronomía.

“Hace un día de perros” o “He tenido un día de perros” o “¡Vaya un tiempo de perros”, que seguro les suenan o incluso han utilizado en alguna que otra ocasión.

Son unas expresiones que tienen el mismo origen que las anteriores (“periodo estival”, “estación estival”, “rigores caniculares” o “días de las canículas”), si bien en este caso con el paso del tiempo, su significado ha cambiado.

Como ya les he indicado, los sofocantes y abrasadores días caniculares meteorológicos (entre julio y agosto) ya no coinciden con los actuales días caniculares astronómicos (ahora a primeros de septiembre).

Lo que no ha sido óbice para que sigamos utilizando estas expresiones perrunas, aunque ya signifiquen algo diferente.

¿Cuál era y es su significado?
En sus comienzos la expresión “un día de perros” asociada a los días de más calor, centrados entre julio y agosto y a la constelación Canis maior y su estrella Sirio en el cielo, tenía toda su razón de ser.

Mientras arriba teníamos la canícula celeste aquí, abajo, el abrasivo calor dejaba al hombre como un perro jadeando, cansado, agobiado, sin aliento y a la busca desesperada de una sombra reconfortadora.

O sea un día de perros como suma de la presencia de la constelación Canis más un día de calor sofocante.

Pero como casi todo en este mundo, su uso a nivel popular evolucionó con los años y de referirse a un tiempo especialmente caluroso, pasó a aludir a cualquier día en el que hiciera mal tiempo.

Es más, en especial si había tormentas con toda su parafernalia electromagnética de luz y sonido, de lluvia, de viento y de frío. O sea todo lo contrario del tiempo asociado a la canícula

Pero no quedó ahí la cosa de la evolución.

Incluso se pasó a utilizar para referirse al hecho de tener un mal día pero por cualquier motivo, y sin que éste tuviera relación alguna con la meteorología, ni buena ni mala.

De modo que en la actualidad con esta expresión se alude a una jornada negativa, sin una ´causa concreta. Un mal día de los que podemos tener cualquiera.

Una expresión mal empleada
Paradójicamente en todo esto nada tienen ver los perros, por más que se les nombre.

Hasta donde sé -y ojo que mis conocimientos en zoología son más bien escasos, escasos por decirlo de una forma benigna-, se trata de unos animales que no se caracterizan por tener días especialmente malos.

O sea que los perros no tienen “días de perros”.

Pensando, pensando, es probable que la razón del cambio en el significado de la expresión, pudiera estar en que el hecho de que un intenso calor suele traer problemas de índole variada y efectos distintos, de modo que se fue asociando el término canícula con un período o un día poco agradable en sentido amplio.

Es decir, un día de perros, más allá de la elevada temperatura.

De ahí que la expresión se utilice también para días lluviosos con rayos y viento, para un mal día en el trabajo o con circunstancias personales adversas, etcétera.

En definitiva, que solemos utilizarla en unas situaciones y con una finalidad que nada tienen que ver con las que dieron lugar a su nacimiento. Algunos dirían que está mal empleada. Otros sin embargo dirían que no.

Y no. No me he olvidado. Les tengo que escribir sobre el ferragosto.




1 comentario :

Anónimo dijo...

¿Qué es el ferragosto? ¿Qué tiene que ver con el equinoccio?