Lo hizo durante la Primera Guerra Mundial (PGM) en el sector de Flers Courcelette del Somme, y esta primera aparición de los enormes monstruos mecánicos causó auténtica sorpresa y pavor entre las filas alemanas.
“¡Qué viene el diablo!”
Es lo que afirmaron pensar muchos de los prisioneros capturados, cuando vieron como caían bajo las orugas metálicas de los Mark-I, los frentes de trincheras que habían cavado.Y es que en realidad esos “diablos” no eran otra cosa que vehículos blindados de ataque con tracción de orugas o ruedas, diseñados sobre todo para cruzar terrenos más o menos difíciles y hacerlo a velocidades relativamente altas.
Eso es lo que hacían los Mark I británicos, especie de casamatas andantes con forma romboidal que desde el primer momento, se mostraron como principio del fin del estatismo de la guerra de trincheras.
Unas extrañas bestias metálicas que con el paso del tiempo, se han convertido en auténtico icono de la violencia humana moderna. Lo han sido y aún lo son, en todas las situaciones y lugares.
En la guerra, en la paz y en los golpes de estado. En los militares campos de batalla y en las pacíficas ciudades civiles.
Y de hecho siguen siendo un símbolo representativo del poder militar y del político.
El tanque, que durante toda su historia –pasado, presente y posible futuro- ha estado presente en muchas de las artes, mayores y menores, y de las ciencias, blandas y duras.
Basta echar una ojeada a la literatura, el cine, la fotografía, los videojuegos, o a la mecánica, la química, la ciencia ficción, para comprobarlo.
Origen del término tanque
Aunque en la oficialidad del ejército español, yo así al menos lo recuerdo de mi instrucción militar, a este tipo de vehículo blindado y armado se ha preferido denominarlo con la expresión “carro de combate”, lo cierto es que la palabra “tanque” fue la que se hizo popular. En este proceso lingüístico, quizás de nuevo intervino la natural e ineludible ley de la economía, que sabemos rige de manera universal en todos los universos.
Así que nada sorprendente ni del otro mundo.
Lo que quizás sí nos pueda sorprender es el origen de la asociación entre la palabra tanque y el artilugio militar. Tiene una pizca de curiosidad y otro tanto de secretismo. Verán.
Todo hace pensar que nació en las fábricas británicas donde se construían los primeros prototipos, bajo el mayor de los secretos. A fin de conseguir este ocultismo se les dijo a los trabajadores que se trataban de depósitos de agua móviles para el ejército.
Un engaño inofensivo tras el que ocultaba la producción de un nuevo y destructor vehículo de combate, cuyo papel evolucionó hasta asumir el puesto de la caballería en el campo de batalla.
Y hasta aquí lo que les quería contar del primer día en el que combatieron los tanques modernos., hace de esto hoy, mismamente, un siglo.
Me refiero claro a los de inicio del siglo XX porque antes, casi desde la Antigüedad, hubo otros.
Pero esa es otra historia.
No hay comentarios :
Publicar un comentario