(Continuación) Lo que sucedió un par de años después, en 1860, durante la celebración de un congreso de química celebrado en la ciudad alemana de Karlsruhe; como puede ver cuatro años después de la muerte de Avogadro, que no puedo presenciar lo acertado de sus ideas.
Pero antes, a mediados
del siglo XIX, la química era como campo de conocimiento un auténtico caos.
Para empezar, los químicos no se ponían de acuerdo sobre la existencia o no de
los átomos y las moléculas y, en caso afirmativo, de cuál era la diferencia
entre unos y otras.
Y para acabar, la
confusión entre masas atómica, molecular y equivalente era total y no existía ni
por asomo algo mínimamente parecido a una regla consensuada sobre nomenclatura,
formulación y simbología química. Lo dicho un barullo que empezó a aclararse,
precisamente, con la celebración del mencionado congreso en la ciudad
alemana.
Congreso de Karlsruhe, 1860
Fue una reunión internacional de química para intentar debatir ideas y alcanzar acuerdos sobre los aspectos indicados anteriormente; convocada por Kekulé, Wurtz y Weltzien a ella fueron invitados químicos de todo mundo y contó con una gran asistencia, ciento veintisiete participantes (solo uno español), de doce países europeos y uno de México.
Entre los más destacados le
cito algunos que es probable le suene de los tiempos bachilleres: Baeyer, Borodin
(sí, el músico), Bunsen, Crum Brown, Dumas, Erlenmeyer, Frankland, Hoffmann,
Kekulé, Meyer o Wislicenus
Gracias a sus diferentes
aportaciones empezó a haber orden y sistematización en la química y así: se
distinguió entre átomo y molécula; se asignaron masas atómicas y moleculares consensuadas
por toda la comunidad química o se reconoció que ciertas sustancias simples eran
diatómicas.
También se adoptaron símbolos y fórmulas que representasen mejor a los elementos y sustancias químicas (fue una propuesta de Kekulé); se profundizó en el concepto de valencia (a partir de los estudios de Frankland), etcétera. En honor a la verdad, no fueron pocos los problemas a los que se empezó a dar solución en esta primera conferencia internacional de química.
Cannizzaro, 1860
Y por supuesto al
congreso también asistieron otros dos jóvenes químicos ya citados: el italiano Cannizzaro,
con 34 años, del que ya hemos comentado algo, y el ruso Mendeléiev, con tan
solo 26. Los dos más renombrados sin duda, siendo el primero quien más influencia
curricular ejerció el desarrollo de los contenidos del mismo. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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