lunes, 10 de junio de 2024

DCPS. Calle Ingeniero de la Cierva (y 4)

(Continuación) En 1932 recibía la Medalla de Oro Guggenheim “por la mayor contribución de la época a la seguridad del vuelo en aeroplano”, que recibió en la Exposición Internacional de Chicago (EEUU) de ese año, ante la presencia de diez mil ingenieros de todo el mundo.

No me diga que no es todo un reconocimiento, pero es que para ese año ya se habían construido ciento veinte (120) autogiros, que habían recorrido cuatro millones de kilómetros (4 000 000 km) a lo largo de treinta mil horas (30 000 h) de vuelo. O sea, que además más que merecido.

Dos años después, en 1934, recorría la distancia que separa Inglaterra de España y en su autogiro acompañaba al vicealmirante R. E. Bird en su expedición al Polo Sur; al año siguiente, en 1935, por primera vez en la Historia, un aeroplano de alas giratorias aterrizaba y despegaba a diario en la azotea del edificio del Post Office Building Philadelphia Administration. Toda una mejora en el transporte terrestre del correo hasta el aeropuerto.

Cerró 1935 volando entre Inglaterra y España en repetidas ocasiones y sumando a su palmarés reconocimientos nacionales e internacionales.

1936, accidente mortal

Paradójicamente Juan de la Cierva fallecía el 9 de diciembre de 1936, a los pocos meses de cumplir 41 años, en un accidente de aviación en el aeropuerto londinense de Croydon, durante la maniobra de despegue de un avión comercial con destino a Amsterdam.

Toda una paradoja del destino si tenemos en cuenta sus esfuerzos y logros técnicos por evitar los accidentes aéreos, su gran obsesión por alcanzar la seguridad aérea más absoluta. Su cuerpo fue enterrado en una capilla católica de Inglaterra hasta que diez años después, en 1946, lo trasladaron a España.

Ya en 1954 y a título póstumo recibía el nobiliario título de Conde de la Cierva, otorgado el 1 de octubre de 1954 por Francisco Franco y con denominación referida al apellido paterno de la dignidad nobiliaria, un reconocimiento a los méritos científico-técnicos de la persona.

No obstante, dicho título fue suprimido el 21 de octubre de 2022 tras la aprobación de la Ley de Memoria Democrática, lo que contrasta con la infinidad de reconocimientos que recibió; por ejemplo, al año siguiente de su fallecimiento, la prestigiosa revista científica Nature, publicaba la siguiente necrológica, “Señor Don Juan de la Cierva”, lo que da una idea de la consternación internacional que provocó su desaparición.

En total fueron cuarenta (40) prototipos entre 1920 y 1936, y entre Francia e Inglaterra llegaron a fabricarse más de ciento cincuenta (150) unidades del C-30 ¿Qué habría sucedido si de la Cierva hubiera incorporado a su aparato nuevas mejoras? ¿Por qué un aparato más seguro que los aviones y los helicópteros no llegó a triunfar? ¿Fue una oportunidad perdida? (¿Continuará?)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 25 de diciembre de 2023, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

 

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