(Continuación) f) ¿Guardan alguna relación con los números primos de Mersenne?; g) ¿cuál es su utilidad práctica e importancia teórica?
Son preguntas en busca de
respuesta al pirandelliano estilo sobre estos cuatro números, que ya aparecen
en la Introducción a la aritmética del filósofo y matemático neo pitagórico
Nicómaco de Gerasa (60-120), un tratado donde aborda la teoría de
números que tuvo gran influencia en las escuelas platónicas. No entraremos
en él, pero si Euclides los definió Nicómaco los clasificó.
No, sí, sí, no, ...
Vayan ahora por delante
algunas de esas respuestas: a) No. Hasta el momento de escribir estas
líneas no se ha descubierto ninguno que sea impar, lo que por supuesto
no nos permite conjeturar que “todos los números perfectos sean pares”, al no
haber sido probado hasta la fecha.
Hasta el momento, numéricamente, está comprobado que no hay números perfectos impares más pequeños que 10300, pero lo dicho, no está demostrado que estos números no puedan existir.
b) Sí. El
siguiente número, el quinto (5.º), acaba en 6, bien por la alternancia, pero
por no dejar salir al gusanillo del entusiasmo sepa que el sexto (6.º) también
acaba 6, vaya por Dios; el séptimo (7.º) lo hace en 28 y lo dejo
aquí: ¿qué me dice entonces de la alternancia de las terminaciones?
c) Sí. Se han
obtenido más números perfectos que a continuación empezamos a describir.
Quinto número perfecto: 33 550 336
Le decía algo más arriba
que el método euclidiano para obtener números perfectos era seguro, pero de lo
más dificultoso y complejo, por ahora valga la expresión 2𝑛-1 x (2n -1), y
buena prueba de ello es que el griego encontró sólo cuatro (6, 28, 496, 8128),
no siendo hasta 1456, diecinueve siglos después, que se obtuvo el quinto (5.º).
Fue el 33 550 336 que alguien desconocido registró en un manuscrito medieval del siglo XV, un códice de 1456, y ya ve acaba en 6 como se podría esperar; naturalmente es par, pero no consta de las cinco cifras esperables por ser el quinto (5.º) sino de ocho cifras. Dos irregularidades.
Y casi siglo y medio
después, en 1588, el matemático italiano Pietro Antonio Cataldi (1548-1626)
encontraba otros dos, sexto (6.º) y séptimo (7.º), empleando la fórmula
descubierta por el griego Euclides para los suyos.
Sexto y séptimo número perfecto. Cataldi
El primero de ellos el 8 589 869 056, acabado de nuevo en 6 no en el
esperable y supuestamente alternativo 28, par claro está, pero que tiene
diez cifras a pesar de ser el sexto (6.º), vaya por Dios. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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