lunes, 20 de mayo de 2024

Ciencia española. Siglos XIX-XX [CR-268]

[Esta entrada apareció publicada el 17 de mayo de 2024, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

(Continuación) Finalizando los años setenta del siglo XIX, y en el mismo en el que lo hace el genio relativista, nace el destacado otorrinolaringólogo valenciano Francisco Antolí Candela (1879-1964), pionero en operaciones de estapedectomía; es él quien lleva a cabo las primeras cirugías plásticas bajo asepsia y anestesia endonasal, incluye nuevos tratamientos de decorticación en el rinofima y también practica, con éxito, la faringología. 

Y poco después, el médico militar oscense Fidel Pagés Miravé (1886-1923) en 1921 publica un artículo sobre su técnica para anestesiar, que llamó Anestesia Metamérica y hoy conocemos como anestesia epidural; desgraciadamente apenas tuvo eco en la comunidad internacional y pasó a dormir la noche de los tiempos hasta que, en 1932, un “listillo” italiano lo desempolvó y se lo adjudicó. Estas cosas pasan.

Claro, que no le fue mejor al químico aragonés Rafael Suñén (1894-1936), inventor de la fabricación de petróleo sintético a partir de carbón vegetal, un método mucho más barato; sin entrar en detalles, sepa que no le fue bien ni al inventor ni al invento. Más le sonará, seguro estoy, el nombre del ingeniero murciano Juan de la Cierva (1895-1936), aviador, político, pionero del aire a nivel mundial, inventor del autogiro, precursor del helicóptero, y toda una figura mediática a comienzos del siglo XX. 

Y mucho menos, o casi nada, le sonará el de la maestra y escritora gallega Ángela Ruiz Robles (1895-1975) que inventó en 1962 el primer libro mecánico, predecesor del libro electrónico; se cargaba con carretes de todo tipo de conocimientos: desde inglés hasta lengua pasando por matemáticas, un invento que no se llegó a comercializar.

No quiero entrar en el siglo XX, sin poner negro sobre blanco un par de “olvidaditos” por mi parte, entre otros más que seguro usted ha pensado: cronológicamente el primero de ellos, iría entre Ramón Verea e Isaac Peral, es el médico y científico cubano Juan Carlos Finlay Barres (1833-1915), pionero en 1881 al explicar cómo se transmite la fiebre amarilla, cuyo vector biológico es la hembra fecundada del mosquito Aedes aegypti

Y el segundo, entre Torres Quevedo y Cabrera, el ingeniero valenciano Francisco de Asís García Oltra (1868-1935) todo un avanzado aeronáutico al diseñar un dirigible-aeroplano, primer vehículo híbrido de la historia, y escribir uno de los primeros tratados de ingeniería aeronáutica, cuando aún faltaban diez años para el primer vuelo de los hermanos Wright.

Y cierro, por ahora, abriendo el siglo XX con el bioquímico luarqués nacionalizado estadounidense Severo Ochoa de Albornoz (1905-1993), galardonado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1959 y cuyas aportaciones fueron vitales para descifrar el código genético. ‘La ciencia consiste en sustituir el saber que parecía seguro por una nueva teoría, o sea, por algo problemático’, Ortega.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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