(Continuación) Él mismo la llegó a practicar, aportando pruebas documentales de sus logros, entre otros tratamientos: la cura de la catalepsia, las alucinaciones, la amnesia, o como anestesia por sugestión en el parto.
Esta última la utilizó con Silveria su
mujer, tuvieron siete hijos, para ponerla en trance y así minimizar el dolor
del parto; de hecho, llegó a publicar en la Gaceta Médica Catalana
(1889), siendo ya catedrático en Barcelona, una experiencia del uso del
hipnotismo en un caso obstétrico.
Fue el primer estudio sobre hipnosis durante el
parto en España y del que algunos expertos postulan que el sujeto de dicha
publicación no era otra que la propia Silveria en el alumbramiento del sexto de
sus hijos, lo que puede ser.
Ramón y Cajal y las pseudociencias: “psicología morbosa”
Si la investigación con la hipnosis dio buenos resultados, en el sentido que se pudo separar la verdad de la mentira o la ciencia de la credulidad, en otros fenómenos estudiados como el espiritismo y la parapsicología en sus diversas manifestaciones, lo cierto es que no podemos decir que corrieran la misma suerte.
En sus propias palabras: “Durante aquellas
épicas pesquisas sobre la psicología morbosa, solo se me resistieron tenazmente
esos fenómenos extraordinarios, confinantes con el espiritismo, a saber: la visión
a través de cuerpos opacos, la transposición sensorial, la sugestión mental, la
telepatía, etcétera”.
En su interés escéptico por investigar lo que él llamaba “psicología morbosa”, no fue capaz de observar en condiciones de laboratorio, ni uno solo de los supuestos fenómenos paranormales siendo su conclusión rechazarlos de pleno.
“Pero bastaba con que yo asistiera a una sesión
de adivinación, sugestión mental, doble vista, comunicación con los espíritus,
posesión demoniaca, etc., para que, a la luz de la más sencilla crítica, se
disiparan cual humo todas las propiedades maravillosas de los médiums o de las
histéricas zahoríes”.
Es lo que hoy los “investigadores del misterio”
llaman fenómenos celosos pues no se muestran cuando anda cerca algún
escéptico que, vigilante y sabedor de la falsedad, obstaculiza la realización
del truco.
También tuvo palabras Ramón y Cajal, y de lo más significativas, sobre aquellas personas que se creían estos denominados de parte, fenómenos paranormales: “Lo admirable en aquellas sesiones no eran los sujetos, sino la increíble ingenuidad de los asistentes, que tomaban cual manifestaciones sobrenaturales ciertos fenómenos nerviosos (autosugestión sobre todo) de los médiums, o la mera coincidencia de hechos, o los efectos del hábito mental, o, en fin, los fáciles y conocidos ardides del cumberlandismo (lectura muscular), tan exhibido después en los teatros”. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El
original de esta entrada fue publicado el 27 de noviembre de 2023, en la
sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla
Actualidad.
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